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el equilibrio arroja un balance de tres porterías a cero a domicilio por primera vez desde 2018

El mejor momento de la temporada

21/03/2022 - 

VALÈNCIA. Un golito, un partido trabado, algo de sufrimiento y tres puntos para casa. El Valencia CF repitió en Elche la hoja de ruta seguida en Mallorca y que intentó aplicar en Getafe. Si sumas el partido de Copa y la victoria en Mestalla ante el Granada, encuentras el mejor momento de la temporada, y probablemente el más estable desde la temporada 2018/19.

En la cabeza de Bordalás martilleaba de manera inmisericorde el número de goles encajados por el Valencia. 42 en 25 jornadas; una auténtica pesadilla para un técnico que jamás había encajado unos guarismos ni siquiera parecidos. Ese 1´68 goles encajados de media por encuentro eran cicuta para un entrenador cuya filosofía de juego se basa en el equilibrio y en el buen rendimiento defensivo: Cuando uno encaja tantos goles... podemos pensar en muchas cosas. Hemos  probado con defensa de cinco, reforzado el centro del campo con tres  hombres... Somos de los equipos que más encaja del campeonato... Hay que reflexionar pero no nos da. Tenemos que despertar porque no podemos dar  tantas facilidades".

El equipo despertó justo en el momento justo. Como en esas pelis de Bond que logra detener la cuenta atrás de la bomba cuando quedan 007 segundos. En la jornada 26, ante el Mallorca y cuando sólo quedaban 4 días para el decisivo encuentro de vuelta de semifinales de Copa ante el Athletic el equipo rompe la racha de siete partidos sin ganar, vence 0-1 y comienza a acercarse a lo que su entrenador viene buscando desde que comenzara la pretemporada en julio.

Desde aquella victoria en cancha balear hasta hoy, el equipo se ha metido en la final de Copa, ha conseguido 10 de los últimos 12 puntos en juego y ha frenado drásticamente la sangría de goles encajados. Sólo uno en los cinco compromisos citados y ha pasado de ser duodécimo en la tabla a ser noveno a tan sólo un punto del Athletic de Bilbao con quien ha recortado 6 puntos en 4 jornadas. Además, el equipo suma ya tres porterías a cero como visitante. Este hecho no se daba desde 2018 (jornada cinco 0-0 en Villarreal, jornada siete 0-1 en Anoeta y jornada diez 0-0 en San Mamés).

Para esta metamorfosis han concurrido varias circunstancias destacables. El asentamiento de Giorgi Mamardashvili bajo palos. Aunque algunos lo vieran inusto, quizá Bordalás acertó plenamente al sacarlo de la primera línea de combate y quitarle presión. El georgiano ha vuelto a un alto nível de efectividad hasta el punto que el único partido de los últimos 5 en los que el equipo no quedó imbatido fue por un autogol y era Jaume quien ocupaba la meta.

El sistema de tres centrales ha llegado para quedarse. Pese a que en partidos como el de Granada o el de Elche las bajas han obligado a volver de manera circunstancial a la línea de 4, el sistema de tres centrales con dos carrileros y tres futbolistas en el centro del campo ha frenado el agujero defensivo del equipo. En Elche, por ejemplo vimos una variante con un 4-1-4-1, que realmente se asemeja más al 5-3-2 que al 4-4-2.

En el capítulo de nombres propios hay que añadir dos más. Uno es Gabriel Paulista. Aún con las ausencias ante Granada y Elche, el retorno del hispano-brasileño ha dotado de seguridad la zona defensiva y ha equilibrado la línea de tres centrales dándole más fiabilidad. 

Y el otro es Gonçalo Guedes. Para que el equipo gane, además de defender debe hacer daño en la portería rival, y ahí el portugués está viviendo su temporada más sobresaliente. Con 11 dianas en liga y dos en Copa, y 5 asistencias, el de Benavente está siendo el futbolista decisivo y desequilibrante que Bordalás señaló como su jugador franquicia en ataque desde que se hiciera con las riendas del equipo. Su estado de forma se traduce en el hecho de ser el quinto jugador más castigado por las faltas de todo el campeonato. Relevado del corsé de hacerlo jugar en la banda y con total libertad de movimientos para apoyarse en su calidad individual para inventar en ataque, Guedes está además exonerado de casi cualquier obligación defensiva, pero su momento de forma es tal que no es nada extraño verlo esprintar para ayudar a sus compañeros en labores de achique. De estar a punto de perderse la Eurocopa del verano pasado a ser una de las grandes esperanzas de la selección portuguesa para no perderse el mundial de Qatar, ha pasado menos de un año. Sus méritos le avalan para este cambio de rol también en el equipo nacional. El genio portugués frotó la lámpara para meter al equipo en la final de Copa. Quién sabe si La Cartuja pueda ser la rúbrica definitiva para ganarse un sitio en el altar de los jugadores recordados para siempre por el valencianismo. Eso será en abril, mientras tanto Jorge Mendes se frota las manos esperando que llegue el verano.

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