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El miedo es libre

22/06/2021 - 

VALÈNCIA. Siempre se ha dicho que el miedo es libre, cada uno tiene el que quiere. No hay parámetros ni límites para hacer uso del "canguelo". Y en esas andan en Meriton, acumulando "jindama" bajo la estampa de la suficiencia y la entereza.

Por más que quieran dar la imagen de fortaleza y de tener prietas las filas, Meriton y su patrón han comprobado este año -pese a las restricciones por la pandemia- que el "dolor de cabeza" puede hacerse bastante intenso. 

No es complicado encontrar en los movimientos de los actuales rectores del club el modus operandi de los regímenes totalitarios cuando se ven con el agua al cuello, cuando el pueblo se echa a la calle y ya no se puede ocultar la realidad que todo el entorno puede comprobar.

El primer síntoma de que en Singapur empiezan a notar la piedrecita en el zapato fue el hecho de que el amado líder diera una entrevista, la mo primera en siete años. Las cosas no suceden por casualidad y que un tipo que cree que no pertenece a este mundo abandone su torre de marfil para mostrarse a la opinión pública y dar a conocer su visión sobre el club que se compró, es porque siente una necesidad que antes no tenía.

Conforme los regímenes totalitarios se ven acorralados, aumentan su vertiente coercitiva, se muestran más arrogantes y duros en la represión, e intentan lanzar mensajes de agit-prop. Cualquier hecho por desastroso que sea se retuerce y deforma para presentarse como un triunfo.

En cuanto a la vertiente coercitiva, más allá del ninguneo y la censura a los medios y periodistas que no aceptamos comprarles las motos que venden, hay una realidad incontestable. Las redes sociales del club siguen cerradas a las opiniones de los aficionados. Un derecho fundamental, el de la libertad de expresión, cercenado siguiendo el perfecto manual de las repúblicas bananeras. Las interacciones del club en redes han caído en mínimos históricos y habrá que ver cómo se las arreglan para contentar al nuevo sponsor (que trabaja las interacciones con los socios) cuando vean cómo no interacciona Meriton con los aficionados del Valencia.

En esa relación propagandística se encuentran también la publicitación de las reuniones de la parcela deportiva con el entrenador. Vender lo que debería ser el día a día -de hecho lo es en los clubes con una adecuada estructura profesional- como un hecho que deba conducir a la afición al optimismo, demuestra que la cercanía de la vuelta masiva de público a los estadios comienza a producirles un nudo a la altura de la garganta que aligera de peso la entrepierna.

Asegurar que se deja de lado la política de cantera -de la que siempre han presumido- y se va hacer una apuesta por futbolistas veteranos (de quienes Murthy dijo hace menos de un año que se lesionaban mucho) es enviar un mensaje de que "han aprendido la lección". Que esta gente intente mostrar empatía cuando siempre se han movido en la arrogancia, significa que igual no son tan altaneros ante la posibilidad de que la gente pueda volver a la calle y a los estadios. De hecho, ya hace tiempo que no se les ve bajar a la hora del almuerzo como han hecho durante toda la pandemia.

Por si fuera poco, parece ser que por el momento no van a sacar abonos a la venta. Veremos cuántos clubes les acompañan en esta medida. Pero que Tebas insista una y otra vez en que para la vuelta de la liga posiblemente podrán abrir los estadios al 70% y que el Valencia intente disuadir la presencia de socios en el estadio mediante la incomodidad que supone tener que estar pendiente de las entradas cada quince días no puede esconder una realidad: tienen un miedo atroz a que la gente vuelva a Mestalla.

La última es vender como un triunfo y una medida de gracia del amado líder que Peter Lim posponga el cobro de la deuda que mantiene con el club cuando la auténtica realidad es que la situación económica le impide hacer cualquier otra maniobra si no quiere poner en peligro su inversión.

Por eso, y pese a que sus acólitos aseguren lo contrario, es tan necesaria la labor del día a día. De la agrupación de acciones, de la protesta en la calle, de las performances de gente como Free VCF o It must be love 86. Por eso es vital no bajar la guardia porque con presión hasta las instituciones van a tener que acabar mojándose (eso son votos y los políticos lo saben) y hacer el camino incómodo ayuda al objetivo final. 

Y ese objetivo no es otro que Peter libere al rehén, y eso no va ser sencillo ni rápido, pero lo que sí que es evidente es que no hacer nada no es la solución. Saben que el valencianismo mueve masas y eso les pone nerviosos. El miedo es libre, y pese a haber disfrazado el suyo de arrogancia durante muchos meses, se les empiezan a ver las costuras.

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