VALÈNCIA. Manda narices la cosa. El derbi que se tenía que disputar por otras tierras entre los dos principales equipos argentinos -River Plate y Boca Juniors- ha sido un ejemplo de la degradación que puede llegar a lo aficionados al fútbol y a la desmesura de una aficionados que confunden animación con violencia y desmesura. Y el asunto es grave y casi se da como obvio por esas tierras pero nadie con dos dedos de frente y con mando en plaza tome medidas ejemplarizantes y le dote al fútbol de toda su emoción y pasión pero dejándolo fuerza de la violencia y la desmesura. Lo vivido en Argentina con el gran clásico entre los clásicos supera con creces cualquier panorama en el mundo del fútbol pero era bastante previsible, o tristemente previsible. Lo que es de juzgado de guardia es saber que va a suceder algo por estilo, observar como las aficiones se preparan para una especia de guerra sin sentido y permitirlo de una forma casi indigna par unos dirigentes que ya sabían que podía pasar algo parecido o que de alguna forma ya estaban todos advertidos por los ultras de cada equipo, que son una bestialidad de gente.
Y ES UN PECADO
Miren, que el fútbol desata pasiones y algunos aficionados llevan hasta cualquier límite imaginable la pasión por su equipo entra dentro de lo previsible. Ahora bien, una cosa es la pasión y otra muy distinta la violencia y el mal rollo llevado hasta sus últimas consecuencias. Lo vivido por las hinchadas de ambos equipos es del todo despreciable. Una cosa es la emoción, la ilusión, el acariciar un título interesante y otra muy distinta es convertir una quedada para un partido de fútbol en una especie de guerra prefabricada que no nos conduce a ninguna parte y donde la violencia se hace la dueña de lo que debería ser una fiesta del fútbol con todas las de la ley. Y todo eso es un pecado que deja en un lugar lamentable a los argentinos y a los organizadores del fútbol que no toman medidas al respecto o que no sancionan a posteriori al respecto. La violencia en el mundo del fútbol debe ser erradicada de una forma contundente y definitiva. Dice muy poco para una nación que dos equipos se enfrentan en una final ilusionante y en lugar de vender eso, de vender ilusión a o bestia, tengamos que comentar en todo el mundo la barbaridad que nos llega de la lucha irracional entre ambas aficiones de una forma vergonzosa y contumaz.
EN EL FUTURO
Y sí, yo espero que la reacción de los dirigentes del fútbol se den cuenta que a nuestros hijos les debemos dejar un deporte en condiciones, repleto de pasión pero exento de una violencia tanto verbal como física imposible de hacerles comprender. Yo soy un enamorado del fútbol y he disfrutado una barbaridad con el mundo del fútbol... pero espero que quede claro que odio la violencia en este deporte y en cualquier otro y que me parece que sí existe y que eso lo debemos de erradicar de la forma más contundente y generosa del mundo. La pasión está bien pero nunca debe ir de la mano de lo impropio y de lo incivilizado. Disfrutemos del deporte como toa, con pasión y alegría o tristeza, pero siempre como toca, descartando la violencia de una forma contundente.
EL DOBLE PARTIDO
Ojo, que en este caso me estoy refiriendo a la violencia de los seguidores del Boca-River o del River-Boca si lo prefieren así. El sitio es lo de menos. En este caso no existe ninguna de las dos hinchadas que se libre de este grotesco pronunciamiento en su contra. Disfrutemos del fútbol a lo bestia pero con educación, pasión y templanza. Que aterrice la violencia entre los aficionados y que crezca y se convierta en insostenible hace culpables también a los que lo han permitido desde hace tiempo sin tomar ninguna medida al respecto. Yo de cara al futuro y de cara a futuros parecidos a este no tendría ninguna duda. La violencia sobra en el fútbol y más todavía entre los aficionados a este fútbol. Ojalá el deporte y la buena educación conviertan de una vez por todas al fútbol es un deporte profesional y normal. La violencia sobra y si hace acto e presencia hay que tomar medidas importantes de forma rápida. En este caso suspendo a los aficionados y a los dirigentes de este negocio. Lo sucedido es un asco absoluto. El deporte es otra cosa, sin duda.