El sambenito de Paco López

VALÈNCIA. Para mí también. Hoy, coger al Granada y firmar un año simpático en Segunda, con posibilidad de ascenso y al frente de una de las mejores plantillas de la categoría, es más atractivo que hacerse cargo de un Elche agonizante en Primera y a riesgo de un ya probable descenso que haga saltar todo (más) por los aires. Además, la cuesta abajo de Paco López como entrenador del Levante ya fue demasiado evitable e injustamente fúnebre como para repetir la misma misa. Y aquí sigo, dándole vueltas a cómo es posible que el de Silla, después de lo que consiguió en Orriols, no haya caído en un banquillo de élite. El sambenito del jogo bonito, el del fútbol alegre, el cartel de juego vistoso, recreo y cataclismo sistemático en defensa le han cortado el paso. Demasiado. Y no deja de ser una especie de media mentira repetida hasta la saciedad: esa idea es la que, entre otras varias cosas, le mató del éxito en el Ciutat, pero no la que siempre ha abanderado. Como la cabra siempre tira al monte, estoy convencido de que su nuevo Granada transmitirá algo parecido a aquello, así es como Paco siente el fútbol, pero ¿siempre han jugado así sus equipos? Cuentan que sus filiales no fueron un reflejo nítido de lo que después sí fue su Levante.

De hecho, ese Levante evolucionó, se transformó y encontró en el juego prácticamente suicida la fórmula para crecer. También porque la plantilla, así lo entiendió Paco, daba para jugar con esas cartas. Igual que cuando los capitanes de 2011 advirtieron a JIM de que aquel grupo que después llegó a Europa tenía que bajar al barro para funcionar. Pero Paco es un entrenador especial. Al menos más que otros. No solo necesita un proyecto que le atraiga, como le ocurriría a cualquiera, sino también sentirse en casa. Trabajar especialmente a gusto. Justo como no trabajó en sus últimos meses en el Levante. Retos, sí, pero no ambición desmedida. Tan verdad es que ha rechazado clubes, según él mismo ha reconocido en varias entrevistas, como que no ha levantado expectación en banquillos de mayor solera en España. Estuvo en la agenda del Elche, le contactaron tras la salida de Francisco, antes de que el agujero del Martínez Valero fuese tan grande como lo es hoy, pero ganó (sorpresa) la alternativa de Bragarnik. Y ahora precisamente el nombre de JIM se ha colado en la lista de los posibles hombres-milagro.

La realidad es que Paco López no parece haber sido primera opción en el abanico de ningún club de Primera que, ahora o desde la pretemporada, hayan tenido que deshacer o echar a rodar un proyecto. Y a mí me parece sorprendente, cuanto menos. Tanto que incluso lo hubiese meditado como relevo de Unai Emery en Villarreal (quizá si hubiera esperado unas semanas...). Conoce la casa y no llegaría oxidado al vestuario. Nunca fui 'pacolista', me parecía que su propuesta futbolística limitaba a su Levante por más que acabara arrebatándome la razón tantas veces. Pensé que tragó más de lo que un entrenador ya de su estatus en un club debía tragar. Pero no deja de resultarme chocante que vaya a dirigir en Segunda. Al menos lo veremos en un par de meses de nuevo en el Ciutat.