VALÈNCIA. Minuto 28 de la primera parte en el Camp Nou, Carlos Soler ha estado a punto de abrir el marcador con un disparo sensacional pegado al palo desde fuera del área. Sin embargo Marc André Ter Stegen ha realizado una estirada inverosímil para desviar la pelota al saque de esquina; a partir de ahí se pone en marcha un baile para escenificar una de las jugadas fabricadas por el laboratorio de Javi Gracia en la pelota parada.
En el centro del área Guedes corre hacia el primer palo arrastrando con él a Jordi Alba y a Araujo. En el punto de penalti Racic fija a Mingueza. Mientras, Maxi Gómez ha dejado el primer palo en movimiento circular hacia el segundo pasando por detrás de toda esta escena; Sergio Busquets, angustiado, lo persigue como puede ajeno a la elaborada puesta en escena que están realizando los de Mestalla. Al mismo tiempo Diakhaby aprovecha un descuido de Griezmann en la marca para aprovechar el espacio que ha dejado el arrastre de Maxi y la maniobra de distracción de Guedes. A la espalda del portugués ha quedado habilitado un tremendo hueco que aprovecha el central francés; el objetivo está conseguido. El resto es ejecución, el buen golpeo de Carlos Soler, y el salto y el certero cabezazo del joven defensa francés ponen la guinda para conseguir el primer gol de la tarde en el estadio azulgrana. Otro tanto al macuto de la pizarra de Gracia.
Los córners, las faltas laterales y, por supuesto, los penaltis son armas fundamentales en este nuevo Valencia al que tanto le cuesta manejar el esférico. La importancia de la pelota parada es de tal magnitud en este equipo que cada partido en el que los de Gracia han celebrado más de un gol, la pelota parada ha aparecido en la ejecución de alguno de los tantos.
Es más, el Valencia CF marcó su primer gol de la temporada ante el Levante gracias a un saque de esquina botado por Kang In Lee y rematado de cabeza por Gabriel Paulista.
En la jornada 3 y ante el Huesca sólo hubo una diana pero también fue a pelota parada. Wass ejecutó una falta desde la zona izquierda y a pierna cambiada que con bastante fortuna se acabaría introduciendo en la meta aragonesa.
Tres jornadas más tarde (en la sexta) el Valencia CF pierde 2-1 ante el Villarreal, pero su único tanto nace en un córner en corto en el que Carlos Soler buscó a Guedes, que se hizo un hueco mientras avanzaba en la frontal del área para lanzar un latigazo seco ante el que nada pudo hacer Sergio Asenjo.
En las jornadas 8 y 9 los penaltis tuvieron su importancia para conseguir in extremis el empate a dos ante el Getafe y para firmar la goleada hasta el momento del campeonato por 4-1 ante el Real Madrid. Ante los de Zidane, hasta tres veces acudió Soler a los once metros para ajusticiar a los madridistas.
A la semana siguiente, el Valencia rescata un punto en Mendizorroza gracias a una falta con doble amago en el saque que cabecea Hugo Guillamón para poner el empate a dos final.
Y en la jornada 13 el Athletic de Bilbao volvió a probar la eficacia valencianista a pelota parada. El 1-0 llegó en un penalti cometido sobre Maxi Gómez que volvió a anotar Carlos Soler y el empate a dos -casi sobre la bocina- lo conseguía Manu Vallejo tras una falta lateral sacada por Soler. La fortuna ayudó en el error de Unai Simón, pero no hay que quitarle mérito a la buena ejecución por parte valencianista.
Ni siquiera el partido de Copa del Rey se libró de que el Valencia CF luciera su mejor arma. Carlos Soler acortaba distancias desde el punto de penalti en el minuto 83, y en el 92 Yunus empalmaba en el punto de penalti una pelota servida desde el córner por Carlos Soler para forzar la prórroga en el último suspiro.
La importancia de los saques de esquina es cada día más acusada. Casualidad o no, el dato tangible es que el Valencia se quedó sin ver puerta ante Atlético de Madrid y Eibar. Estos fueron dos de los encuentros en los que menos saques de esquina pudo forzar el equipo de Gracia; dos ante los colchoneros y ninguno en Ipurúa.