El Valencia pudo ser el club más rico del mundo

VALÈNCIA. Las penurias por las que pasa ahora el Valencia CF en manos de un propietario sin escrúpulos al cual le vendieron el club en una más que discutible maniobra con la deuda como principal motivo, podría haber tenido una historia muy distinta de salir adelante una ingeniosa idea que el club comenzó a poner en marcha en 1987.

Corría el final de la temporada del fugaz paso por segunda división, y en la nueva directiva que presidía Don Arturo Tuzón (qepd) estaba como vicepresidente José Domingo. Domingo era propietario junto a su hermano Paco, de la empresa de jardinería “Jardines Valero” que, entre otros cometidos, surtía a Mestalla de los planteles para dotar al estadio valencianista de un siempre cuidado tapete verde para celebrar sus partidos.

A José Domingo se le ocurrió una idea que pudo haber cambiado el curso de la historia del Valencia CF. Esta idea no era otra que la de pintar en el césped publicidad como la que ya se veía en muchas canchas de baloncesto o balonmano en aquella época.

La primera probatura se produjo el 21 de junio de 1987, en el último partido que el Valencia CF (ascendido ya semanas atrás) jugó ante el Elche en Mestalla. Para la probatura y al objeto de no tener problemas legales el club hizo las pruebas con un mensaje de gratitud a la afición por su fidelidad durante toda la campaña que acabó en el ascenso obtenido. De este modo en varias partes del centro del campo se podía leer la frase “GRACIAS AFICIÓN”, con el escudo dibujado entre las dos palabras. Las letras estaban pintadas en amarillo y aquella pintura no era tóxica y además aguantaba varios cortes del césped.

Domingo patentó la idea a título particular y la puso al servicio del Valencia CF. Ahora tocaba comenzar a recabar marcas que quisieran aparecer en la primera prueba de publicidad pintada en el césped en partidos del trofeo Naranja que se celebró en el verano del 87. Las marcas que (encantadas) accedieron a publicitarse fueron Auto Catalá (concesionario de Mercerdes) y Cerámicas Alaplana.

La publicidad exhibida en los encuentros ante FC Barcelona y Fiorentina fue todo un éxito. No interfería en el juego, ni confundía a los futbolistas y se distinguía a la perfección desde la grada y en la pequeña pantalla.

La previsión de beneficios que daría la idea inicialmente fue de 25 millones de pesetas (unos 150.000 euros actuales), que era una cantidad más que potente para aquellos años y que hubiera supuesto un salto cuantitativo en lo económico descomunal para el club de Mestalla que tenía patentada la iniciativa. El periodista José Manuel Bort recuerda en un reportaje publicado en Levante-EMV que “La idea comenzó a causar furor entre los «grandes» del fútbol europeo. El Real Madrid, el Barcelona y el Bayern de Múnich preguntaron al Valencia por el precio de utilizar aquella patente. También se pusieron en contacto con la entidad relevantes agencias de publicidad de la época. Más dinero a espuertas para el Valencia y promovido por gente de casa”.

La idea era ponerla en marcha de manera definitiva en el primer encuentro de la temporada 87/88 ante el Logroñés, que suponía la vuelta a primera división del club de Mestalla. Sin embargo, las entidades que regían el fútbol español tumbaron la idea de los hermanos Domingo y los consiguientes beneficios para el Valencia CF.

Primero fue la RFEF presidida ya por Ángel María Villar quien prohibió al Valencia CF poner en practica este novedoso soporte publicitario. El Valencia CF reaccionó y puso el asunto en manos de sus abogados y demostró que no había en el reglamento ningún artículo que impidiese la publicidad pintada en el césped. Fue entonces cuando se encontró con la negativa de la entonces LFP (Liga de Fútbol Profesional) presidida por Jesús Samper que encontró apoyo en UEFA y FIFA para tumbar la iniciativa.

Pese a los esfuerzos y razonamientos del club de Mestalla, la idea acabó siendo desechada. Una idea que hubiera multiplicado el valor del Valencia CF, sus ingresos y que hubiera cambiado (a buen seguro) la historia del club.