VILA-REAL (EFE).- El Villarreal afrontará este parón futbolístico por el Mundial como una oportunidad para poder rearmar el equipo tras el cambio en el banquillo que supuso la inesperada salida de Unai Emery al fútbol inglés, una situación similar a la que ya se vivió en el club en dos ocasiones en el pasado, aunque finalmente el equipo se rehizo.
Esta situación que se ha dado en el Villarreal, la de salida del técnico en un momento en la que el equipo funcionaba, no es nueva, ya que con anterioridad se vivió con Marcelino García Toral en la temporada 15-16 y con José Ignacio López San Juan en la temporada 91-92.
En ambos casos la salida del técnico fue propiciada por el club, los dos dejaron la entidad en un proyecto que aspiraba a grandes cosas y en un buen momento deportivo, debido a las desavenencias entre dirigentes y entrenador, mientras que en el caso de Emery fue el técnico vasco el que decidió irse.
En lo que sí coinciden las experiencias de las salidas de Marcelino y Jose Ignacio López es en que a pesar de esta salida traumática, los técnicos que llegaron a la entidad para sustituirlos alcanzaron como mínimo el objetivo inicial marcado por el club.
Así, en el caso de José Ignacio López San Juan, el equipo aspiraba el ascenso a segunda división, algo que acabó logrando de la mano de Esteban Linares; mientras que en el caso de Marcelino aunque el equipo cayó en la competición de la Liga de Campeones, sí que se logró clasificar para las competiciones europeas del año siguiente de la mano de Fran Escribá.
En ambos casos, la salida de los entrenadores supuso un cambio traumático e importante, algo parecido a lo que ha sucedido ahora entre Emery y la llegada de Quique Setién, por lo que habrá que ver si el técnico cántabro es capaz de conseguir los objetivos iniciales del club tras un mal inicio al frente del equipo.