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análisis / la cantina

Emociones recicladas

El parón en el mundo del deporte nos está permitiendo rescatar reliquias televisivas muy valiosas para una generación que no conoce a ‘Mágico’ González ni a Valdis Valters

3/04/2020 - 

VALÈNCIA. Me contaba mi amigo Bernardo esta semana que su hijo, Guille, le había escrito un guasap que le sorprendió: “¿Por qué nunca me has hablado de Mágico González?”. El reproche, totalmente legítimo, atendiendo al genio que desde la bahía de Cádiz enamoró a España entera con su fantasía jugando al fútbol, llegaba después de descubrir al salvadoreño en una de esas reposiciones que inundan Teledeporte estos días.

“Qué barbaridad. Hacía cosas que se ven poco ahora mismo. Espectacular”, insistía el hijo de mi amigo, embobado con las filigranas del exjugador del Cádiz. Porque para su generación -Guille tiene 19 años- hay muchos deportistas desconocidos o que solo saben de ellos de pasada. Porque al que le guste el baloncesto le da para saber sobre Michael Jordan. Y hasta de Magic Johnson y Larry Bird. Pero casi ninguno alcanza a conocer, por ejemplo, a Valdis Valters, el excepcional base que algunos volvimos a saborear esta semana gracias a que Teledeporte, más allá del Iniestazo, ha decidido profundizar en las glorias patrias para cubrir una parrilla que, después de parón mundial en el deporte, se antojaba inabarcable.

Y entre las joyas que ha ido suministrando el ente público se coló ese URSS-España, cosecha del 85, con el glorioso Valters junto a los no menos sensacionales Kurtinaitis, Volkov, Sabonis o Tarakanov. Todo leyendas.

Estas sesiones ‘remember’ me sirvieron también para recordar que tengo un libro pendiente que había olvidado en una estantería: ‘Conversaciones con Mirza’ (Titano Ediciones). Una obra en la que Juan Antonio Corbalán, otro histórico base del Real Madrid y la selección española, recuerda al yugoslavo Mirza Delibasic (1954-2001), uno de los escoltas con más clase que ha pasado por España y otro gran desconocido para las nuevas generaciones.

Esa vida frenética que llevamos todos en todos los aspectos nos priva de muchos momentos de pausa. Esos recesos tan propicios para dejar de mirar al frente y echar la vista atrás. Un gesto, metafórico, que nos permite ver un gol de Manel Estiarte o un descenso frenético de Miguel Indurain por las faldas del Tourmalet.

Aunque no siempre hace falta irse hasta 1993. A veces, para deleitarse con el ciclismo del pasado, es suficiente con retroceder hasta 2019. Como ocurre con ‘El día menos pensado’, la serie de Netflix sobre el Movistar, el equipo que, con diferentes denominaciones, lleva cuarenta años en el pelotón. El documental, desgajado en seis capítulos, nos permite meter las narices en la trastienda del equipo que dirige Eusebio Unzúe. Entrar en los hoteles a su lado y viajar en las etapas más trascendentales del Giro, el Tour y la Vuelta subido al coche del equipo.

Incluso ir un poco más allá y entrar en la casa de los Carapaz en El Carchi, en el Ecuador andino, donde creció Richard, hoy un ganador del Giro, ayer un niño que le rogaba a sus padres que plantaran espinacas para hacerse tan fuerte como Popeye.

O descubrir que un ataque de Nairo Quintana en el Tour puede pillar a los jefes de equipo meando literalmente. O cómo asimila el Movistar las críticas de todo el pelotón por atacar justo después de una caída de Roglic, el líder en ese momento en la Vuelta. O el terremoto que provocaron las protestas airadas de Marc Soler cuando le ordenaron parar en el momento que cabalgaba en solitario hacia un triunfo de etapa en Andorra.

O emocionarte viendo, en el autobús del equipo, a un lloroso Arrieta pidiendo perdón a sus corredores, antes de la última etapa en Madrid, por haber ordenado aquel ataque que generó una tormenta de críticas.

Como el tiempo parece haberse parado es el momento de desandar lo andado para ir recuperando momentos estelares del deporte, que pueden ser tan próximos como una prestigiosa victoria de etapa de Alejandro Valverde en la Vuelta de 2019 o tan lejanos como una asistencia de Valdis Valters en el Europeo de 1985 o un regate inverosímil de Mágico González una tarde cualquiera de los 80 en el viejo Ramón de Carranza.

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