Hoy es 13 de octubre
VALÈNCIA. El cambio de estrategia del Valencia con respecto al verano pasado -que no sé si se trata de estrategia o que, simplemente, las cosas han venido así- cabe darlo por bienvenido porque repetir el ridículo de andar regalando futbolistas importantes y ser literalmente toreado por cualquier presidente de otro club que pescó en el vestuario valencianista sin rascarse el bolsillo aprovechando la absoluta incompetencia de los dirigentes valencianistas… resultó ser una de las sensaciones más frustrantes que ha podido vivir el seguidor blanquinegro en los últimos tiempos. Este año, por lo menos de momento, no hemos tenido que asistir al vaciamiento sistemático al que nos sometieron hace un año y eso… sea por intencionalidad o por casualidad significa un paso adelante. Obviamente sería preferible que tenga que ver con un plan preestablecido pero, sea como sea, lo bien cierto es que -por una vez y sin que sirva de precedente- la gestión del Valencia CF no encabeza los rankings del ridículo. Más allá de la frivolidad de pretender una cesión sin coste por un futbolista que han terminado comprando los ingleses por 25 millones, los movimientos parecen presididos por cierta cautela y, por encima de ello, por la observación de los intereses de quien se va a sentar en el banquillo para tratar de sacar al Club de la insignificancia deportiva en la que se ha instalado por la mala cabeza y peores intenciones de sus mandatarios. Cierto es que la cosa va muy lenta y no cabe cantar victoria por una única incorporación cuando falta tanta ‘tela que cortar’ pero… tampoco se le puede pedir peras al olmo.
Ahora bien. La reestructuración del equipo está por hacer a poco más de tres semanas para que comience a rodar el balón y los hechos vienen a demostrar que el discurso que viene filtrando el presidente en sus ‘grupitos’ de whatsapp, consistente en que la situación económica no es acuciante ya ya no tenemos la necesidad de vender o malvender como el año pasado y que tan obedientemente han venido divulgando sus amiguetes. La realidad es que, a día de hoy, el Valencia CF no puede inscribir a ningún futbolista nuevo porque tiene rebasado el control económico de La Liga y esto sucede, fundamentalmente, porque las ilustres cabezas pensantes del Valencia decidieron, por celos, hace año y medio liquidar lo que se había construido para coger las riendas y descalabrar deportivamente la entidad. Lo que hoy sucede no es sino la consecuencia de aquel atentado a la razón y va a tener que pasar bastante tiempo y hacer las cosas muy bien para que el Valencia recupere el terreno perdido y pueda recortar distancias con otros clubes que, simplemente, se han gobernado desde el sentido común y no desde el capricho y la improvisación. Ahora, aunque sus palmeros canten misa en gregoriano, no hay más remedio que vender y el mercado no ofrece las mejores expectativas porque el mercado huele la miseria y la miseria implantada por Meriton en el Valencia… apesta.
Ahora el toro está en centro del ruedo y el ‘bombero torero’ tiene la gran oportunidad de resarcirse y demostrar que sí está capacitado para algo más que protagonizar una decadente charlotada. Para hacer un equipo a la medida de Bordalás habrá que mover bien las fichas: las que tienen que ver con las compras… mejor que las mueva el propio entrenador que -aunque no tenga el cargo de director deportivo- es el único de los que hay en el Club, capaz de amoldar un equipo a sus pretensiones y… las que tienen que ver con las ventas, no hay más remedio que moverlas bien y con cierta premura porque, de no ser así, el equipo no será mejor que el de la temporada pasada porque sólo se ha cubierto una plaza de las que han quedado vacantes, que ni siquiera puedes inscribir, quedan otras muy importantes por cubrir y otras por reforzar.
El principio ha sido bueno o, cuanto menos, no ha sido lo decepcionante que se podía esperar a la vista de acontecimientos precedentes pero… toca seguir caminando y, sobre todo, toca saber elegir el camino.