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opinión

En nuestros corazones Mina era Batshuayi

1/11/2018 - 

VALÈNCIA. Se ha extendido cierto sentimiento de solidaridad con los delanteros obreros, currantes supuestamente incomprendidos, en contraposición con la frivolidad del recién llegado. La falacia que dibuja a Gameiro y Batshuayi como unos aprovechaos que, paradójicamente (y literalmente), desaprovechan toda oportunidad, fallo tras fallo hasta el empate final. Están a esto de ser vistos como gandules. 

Mina, y en retrospectiva Zaza, son la trinchera, el símbolo opuesto, dos currantes que con todo en contra se ganaron un puesto a base de goles y tesón, la persistencia de la lluvia fina. Se ha abierto una brecha en el imaginario popular entre los que estaban antes, entre la herencia, y unos nuevos que pese a lo flamante de sus contrataciones no han demostrado nada de nada. 

Arrastra a Marcelino y a su ojo en los fichajes. El técnico repitió a menudo que nada tenía que ver con la política de contrataciones, y a este paso vamos a desear que fuera verdad. Un símbolo poderoso: Mina en un rato en Zaragoza es capaz de anotar más que Batshuayi y Gameiro en un par de meses. Una correlación facilona. 

Que Mina sea el asidero de las esperanzas es una frivolidad como una casa. A menudo la emprendimos contra él, dudamos de su calidad mínima. También lo hicimos con Rodrigo. Y con Zaza. Y lo hacemos ahora con Gameiro y Batshuayi. Mina, el nuevo Zaza en nuestros corazones, era en realidad el Gameiro de hace apenas un par de temporadas. 

Imagino que es más cómodo quedarnos con las conclusiones de un trance rápido en el campo que preguntarnos si este juego es el más beneficioso para estos delanteros, por qué uno marca sin parar en Bélgica pero no aquí, por qué no se asocian con Rodrigo. Es más cómodo incluso concluir el debate con que la culpa de todo es que ya no está Zaza.

Tenemos una lección reciente con Rodrigo. El mismo que fallaba goles cantados pasó, sin solución de continuidad, a anotarlos, como si le cayeran de encima. 

¿Se convirtió repentino en jugador de gran calidad o ya lo era pero no se daban los condicionantes adecuados?

Las hagiografías a propósito de Mina son de agradecer porque reconocen el empeño de un delantero al que se le puso constantemente la cruz. Ahora, utilizarlo como munición frente al resto del ataque es querer depreciarnos bien pronto. 

Ayer Mina también aparentó ser lo que hoy Batshuayi y Gameiro.

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