"En el Levante me pasa como en Villarreal: veo la filosofía de Miñambres y vamos al unísono"

VALÈNCIA. Javi Calleja ha entrado al Ciutat de València por la puerta grande. Sin haber llegado a ser 'el Levante de Calleja', el equipo sí ha crecido en base a resultados, tanto que este domingo tendrá la oportunidad de asaltar la segunda plaza del campeonato en Segunda División y, con ella, las plazas de ascenso directo. El técnico atiende a PlazaDeportiva.com para examinar las causas de la mejoría meteórica del conjunto granota ya no desde su llegada, sino desde que Mehdi Nafti fue destituido y Felipe Miñambres empezó a sentar las bases de un cambio casi total en la filosofía de juego. 

Porque es eso lo que, para Calleja, ha cambiado en el Levante de hoy. Antes, dice, fue el lavado mental. Pero la realidad es que el preparador madrileño ha tocado rápidamente la tecla, ve a una plantilla que "ya empieza a fluir" y se ha puesto cómodo en el banco blaugrana. Está feliz. Quizá porque en Orriols está viviendo algo parecido a su ascenso al primer equipo del Villarreal, un club que va "a la par con su filosofía". Le pasa lo mismo en el Levante: "Veo la idea de Felipe y vamos al unísono", siente. Aunque advierte que no conviene demasiado "sacar pecho", por si "te lo hunden".

- Ha pasado justo un mes desde la llegada oficial de Calleja al Levante. La reacción ha sido inmediata y ahí están los datos. Tras un mes de trabajo, ¿sabe a qué se debe ese cambio de chip?

- A muchos factores. Si fuese uno sería demasiado sencillo. Primero, que acompañan los resultados desde el principio, y eso ya te facilita todo. El partido de Ibiza marca un poco el devenir de las semanas, porque se consiguió una victoria y por cómo se produjo. Eso reforzó mucho. Pero luego también se debe a la insistencia del trabajo, a la capacidad de la plantilla de asimilar conceptos, el buen ambiente que hay, al ver que el equipo va creciendo y que ellos creen cada vez más en lo que hacen... El hecho de tener continuidad en los resultados potencia que el jugador tenga confianza, que saque lo mejor de sí mismo. Y también se debe a intentar trabajar con un método y una idea con la que el jugador se sienta a gusto.

- Una de las cosas que pretendió el club al cambiar de entrenador fue dar un giro en la forma de juego. Pasar a planteamientos que otorgasen al jugador la capacidad de ser protagonista e incluso que les hicieran "creerse mejor de lo que son". ¿Es por ahí por donde ha llegado el cambio más importante en la plantilla, o se dio principalmente a nivel mental?

- Yo creo que ha ido de lo mental al juego. Lo primero es creértelo, que tu mentalidad sea ganadora, que salgas a los partidos creyéndote con la capacidad de sacarlos adelante. Luego hay que demostrarlo, pero lo primero es que a nivel mental ya vayas ganando el partido. Eso el equipo lo ha demostrado desde el primer partido que lo cogimos. A partir de ahí se han ido sumando argumentos deportivos. Creo que uno de los aciertos, o al menos uno de los primeros mensajes que queríamos transmitir, es que el equipo fuera solvente defensivamente. Esos son los cimientos que nos iban a hacer jugar cada vez mejor al fútbol. Y está sucediendo así. Yo lo que veo es que esa confianza de defender bien nos está dando la capacidad de jugar mejor con balón. En el partido de Copa -que muchas veces se menosprecia, pero que dice mucho de un equipo cuando lo afrontas como lo afrontamos nosotros- vi que las cosas ya empiezan a fluir. Los jugadores ya empiezan a asimilar lo que vamos trabajando y se refleja en el campo. Antes había más imprecisiones, más nervios... Y los estamos consiguiendo apartar.

- Algunos entrenadores dicen que hay veces en que solo con el relevo de la figura del técnico, ya se producen cambios en el juego. Que a veces quien llega no toca nada y funciona. Diría que no ha sido el caso...

- Eso sucede casi de manera intrínseca. El jugador pasa de un entrenador que, por lo que sea, ha sido destituido, a un cambio. Y el cambio generalmente suele ir acompañado, a nivel mental y de motivación, de un plus del jugador. Pero eso es efímero si no se potencia y no hay un cambio en lo deportivo, en el juego. Si el equipo es fuerte a nivel mental, pero no traslada lo que se trabaja a los partidos... dura poco. Pierdes esa fuerza en unas semanas. Y aquí ha pasado todo lo contrario. Se ha ido reforzando el aspecto mental de la plantilla, se ha logrado esa mentalidad ganadora para salir convencido en cada partido, a la vez que se ha dado un cambio de juego en lo deportivo.

- Le sigo preguntando por su estilo de juego. Más allá del chascarrillo del fútbol champagne, usted ha dicho en varias ocasiones que el Levante tiene una plantilla para ser protagonista y controlar los partidos. Pero Calleja no ha apostado siempre por esa filosofía: sí en el Villarreal, no tanto en el Alavés con otro perfil de futbolistas. ¿Ese protagonismo es el 'estilo Calleja'? ¿O no existe el 'estilo Calleja' y se adapta?

- Existe, existe. Todos tenemos que tener un estilo, una identidad, una idea de juego. Y hay que saber mostrarla al equipo. Pero de nada sirve tenerla si no tienes jugadores que sean capaces de desarrollarla. Hay momentos en que los entrenadores somos de diferentes estilos y filosofías, y nos toca entrenar en equipos que tienen plantillas capaces de desarrollar tu idea y otros en los que te tienes que adaptar tú. 

- Es lo que pasó en Vitoria...

- Claro. Yo tengo la experiencia de que en el Villarreal mi filosofía iba a la par que la del club. Los jugadores se adaptaban a la perfección a ella porque la mayoría, si no se les firmaba, la venían aprendiendo desde categorías inferiores. Y los jugadores que se firmaban, eran para esa idea de juego. Y en el Alavés me pasó lo contrario: nosotros intentamos aportar nuestro granito de arena, pero ellos nos ayudaron a crecer como entrenador y como cuerpo técnico, porque era una manera totalmente diferente de ver el fútbol, de jugar, de club y de entender este deporte.

- ¿Y en el Levante? ¿Tu filosofía y la del club van a la par?

- Me pasa lo que me pasaba en el Villarreal. Yo veo un poco la filosofía de Felipe (Miñambres) y vamos al unísono. De la mano.

- ¿Influye la clasificación para convencer a un vestuario de ese 'estilo Calleja'? Porque recogió al Villarreal mal parado en la segunda etapa y siguió desplegando ese fútbol; y llegó a un Levante muy tenso y lo estamos viendo también.

- Ahí hay que ir con pies de plomo. Uno no puede entrar como un elefante en una cacharrería y decir: voy a imponer mis ideas y el que no las haga, queda fuera. No. Yo creo que hay que entrar de manera inteligente, viendo cómo se encuentra el equipo. Cuando estás en el vestuario, ves cómo respiran, si están en una situación para meterles más dificultades o para facilitarles las cosas. Y a partir de ahí, hay que ir creciendo. Los resultados han ayudado mucho, pero también la capacidad de un cuerpo técnico de saber en qué momento se encuentra el equipo. Y también la capacidad que tiene el equipo para asimilarlo. Hay equipos en los que hay que empezar por la 'A' y otros que te dejan empezar un poco más avanzado. Ahí está una de las claves de un entrenador, saber cómo se encuentra la plantilla para poder bien reducir, bien aumentar el nivel de exigencia.

- El Levante acabó la jornada 9 a 7 puntos de las posiciones de ascenso. Hoy está a uno y puede que toque las plazas de ascenso directo solo si gana ante Las Palmas este domingo. ¿Qué supondría devolver al Levante, aunque fuera por un momento, a esas posiciones de la tabla?

- Pues que se están haciendo las cosas bien. Que se está trabajando bien y que no se sube en la jornada 16. Queda mucho por delante, pero será que el camino es el correcto.

- Hay un debate en la calle. Hay quien dice que, por plantilla, el Levante ha de ser el Real Madrid de la Segunda División. Otros advierten de la dificultad de una categoría que tiene sus asteriscos. ¿Qué opina Calleja?

- Que si vas sacando pecho, te lo hunden. Y en Segunda está demostrado. Hay que ver la clasificación, la igualdad que hay y lo difícil que resulta sacar un buen resultado en cualquier campo. Ahora bien, es verdad que nosotros tenemos una capacidad para mandar en los partidos, para dominar y para imponer. Y es lo que buscamos, pero a base de trabajo, de humildad, de no creernos más que nadie, pero tampoco menos. Si actuamos así en cualquier campo, tendremos más posibilidades de ganar los partidos. Lo que hace falta es trabajar más que nadie.