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OPINIÓN

Estados de ánimo

5/02/2019 - 

VALÈNCIA. Parece una evidencia indiscutible: el Valencia CF ha mejorado sus prestaciones en los últimos partidos, muy concentrados, esos sí, en estas dos semanas en las que no ha perdido. Lo que hacen los estados de ánimo: en verdad estamos tan cerca de la Champions como del descenso, pero la dinámica es diferente. Y las sensaciones también. Además, ya estás en semifinales de copa, en un año extraño, pues no recuerdo tránsito más fácil para el equipo en esta competición. Bueno, hace dos años lo teníamos muy parecido pero perdimos la oportunidad, quizá porque el estado de ánimo era el que era.

Contra el Getafe recibimos un aviso, aunque en positivo: a lo mejor este año del centenario se conjugan los astros y, a lo tonto a lo tonto… vamos y llegamos a una final y te clasificas cuarto en liga. Podría darse, claro que sí. Y eso sin contar con la UEFA Europa League, que está ahí, aunque ya casi ni lo recordemos. Todo es cuestión de mentalidad y de forma: el sábado, contra el Barcelona, el equipo mostró buena forma física, muy superior a la que vimos en noviembre, por ejemplo. Además, frente al reverso de ver cómo te empataban tras ir ganando por dos goles de diferencia, el equipo siguió metido en el partido y lo hubiese ganado si no fuera por ese loco bajito llamado Messi, que está en otro nivel, juega a otra cosa. Estuvimos bien, casi perfectos, pero ese “casi” hace que no puedas ganar y es normal, porque no es un rival cualquiera. Esto sí es competir y esto sí es lo que demandaba la afición y nosotros mismos. No más.

Haciendo recuento de las causas, vemos que Rodrigo se ha quitado, por lo que parece, algunos fantasmas de la cabeza. Gameiro también. Hemos arrancado un mal de vestuario, como eran Batshuayi y Murillo; y Cheryshev… ¡Ay chico! El día que comiences a jugar de manera algo más inteligente y serena… A Lato siempre le ocurre alguna pequeña desgracia que no le deja crecer más como lateral izquierdo en el once titular, pero siempre da la cara y Parejo está en el mejor momento de la temporada, mandando y poniendo las dosis de calidad en el juego. Estados de ánimo y de forma: lo dicho.

Solo ciertas cosas fuera del campo pueden sembrar algunas dudas en el actual entorno valencianista: por ejemplo, decía Anil Murthy que el Valencia había actuado de manera inteligente en el mercado de invierno, de lo que podríamos deducir ciertas dudas implícitas, tales como que, en consecuencia, ¿en verano no hubo inteligencia en el diseño de la plantilla?, ¿hubo poca atención al mercado en el anterior período de fichajes? Si Marcelino no ha tenido incidencia en el actual mercado de fichajes ¿quiere esto decir que se le quitan dichas responsabilidades?

No medir bien las palabras que uno afirma tiene algunas consecuencias y creo que el presidente no las mide en algunas ocasiones: la entrada en el mercado de fichajes de invierno del Valencia CF no es inteligente, sino necesaria, por el resultado de una deficiente planificación anterior y el resultado negativo de algunas contrataciones que ya todo el mundo sabemos. Pero no podemos decir que sea la inteligencia el denominador común, teniendo en cuenta que Rubén Sobrino (buen pelotero, todo sea dicho) era tu quinta o sexta o séptima opción y que Roncaglia fue la posibilidad a la desesperada. Los dos fichajes fueron sobre la bocina, ya que fallaron Chicharito y Laguardia. No sé dónde está la inteligencia en esto: al final, pagas casi 5 millones de euros por un futbolista que no es indiscutible en un equipo de media tabla, más cuando tú, con el Alavés, has tenido interesantes gestos como los de Sivera, Medrán o, sin ir más lejos, la cesión de Álex Blanco. 

Digo yo que se podría haber conseguido este fichaje por algo menos… pero no, no lo consigues porque tienes el agua al cuello, porque se te acaba el tiempo para firmar y porque el entrenador está apretando. Ojalá triunfe el chico, porque sería bueno para todos, pero fichar a la desesperada no creo que sea inteligente, sino más bien necesario. Lo bueno es que la afición se dio cuenta de este hecho, así que no hacía falta sacar pecho de algo que no es precisamente digno de alabarse.

Lo de Roncaglia es más de lo mismo: te fallan tus opciones y te encuentras con un suplente en un equipo en puestos de descenso. A lo mejor resulta que lo hace muy bien, pero no llega, precisamente, en su mejor forma, tanto en lo anímico como en lo físico.

Y así, de nuevo, volvemos a la misma idea: es verdad aquello de que el fútbol es un estado de ánimo. De momento, estamos levantando la cabeza y espero que se siga luchando cada balón, cada minuto, con este convencimiento, porque esa es la única opción que tendrá el Valencia de conseguir su particular éxito. Más allá de esto, caeremos en las ruedas de prensa cansinas, en las declaraciones tontas y vacías, en los tópicos, en las gasas sobre la herida, en las justificaciones… mejor que el equipo dé la cara en el campo, que consiga resultados, y así nos evitaremos ciertos comentarios desafortunados que, por otro lado, nadie ha pedido. 

Ahora, por favor, no nos perdamos por el camino, que no decaiga la concentración, que no tiemblen las piernas y que la mente esté bien fuerte, serena y preparada. El jueves, el Valencia CF quiere volver a escribir unas líneas inteligentes en su historia.

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