VALÈNCIA. Tras la realidad es el intento de poner orden en el caos de las acciones hechas, de redimirse por lo no hecho, de buscar una segunda oportunidad para seguir viviendo. El título, según la propia autora, «esconde lo que todos ocultamos generalmente: la realidad. Y lo hacemos escondiéndola entre nuestra realidad, la que nos viene mejor, la que vamos inventando recuerdo a recuerdo. En la novela los personajes, cada uno a su modo, se enfrentan no solo a lo que pasó, sino a cómo lo han ido cubriendo».
Son dos días en la vida de un niño, Samuel, que va contando, a su modo, lo que vive. Lo que el pequeño deja entrever, mientras narra, es inquietante, sobre todo, porque lo cuenta desde la ingenuidad, sin entenderlo del todo. La narración se alterna con la voz de su madre de acogida que nos muestra el otro lado, el adulto, el que sabe lo que ocurrió. Todo bajo un lenguaje directo que busca decir lo máximo posible con lo mínimo y procura que cada personaje se exprese a su modo. Uno de los aspectos más fuertes de la novela es la profundidad y complejidad de las relaciones entre los personajes y mientras leemos sabremos más sobre cómo se gestó todos los distintos elementos del drama.