Hoy es 15 de octubre
VALÈNCIA. Once años después, el Milán vuelve a proclamarse campeón de la Serie A. Larga ha sido la travesía y duras las penurias, pero al final los rossoneri han retornado a lo más alto de un fútbol italiano que dominó sin despeinarse la Juventus de Turín durante nueve temporadas consecutivas y que el año pasado vio cómo un renovado Inter de Milán se llevaba el Scudetto con cierta autoridad.
La fórmula del éxito milanista reside en una extraordinaria combinación de talento y experiencia que lleva la firma de Paolo Maldini y Ricky Massara, las cabezas visibles de la dirección deportiva, pero que ha gestionado magistralmente Stefano Pioli: un técnico que aterrizó en San Siro en octubre de 2019 pese a las críticas del entorno rossonero y que ha terminado escribiendo su nombre en la historia del mítico club lombardo.
Esta temporada en San Siro, la solidez y la solidaridad han triunfado por encima de los nombres propios. La llegada de Zlatan Ibrahimovic en enero de 2020 le dio el hambre y el liderazgo necesarios a un grupo de jóvenes futbolistas que perdió el verano pasado a Gianluigi Donnarumma (PSG) y Hakan Çalhanoglu (Inter de Milán), pero en el que han sobresalido las incorporaciones de uno de los mejores guardametas de Europa, el francés Mike Maignan, y del veterano ariete Olivier Giroud (14 tantos y 4 asistencias).
“Diría que este Scudetto es una obra maestra. Es la victoria de las ideas, la voluntad y el espíritu de equipo”
Paolo Maldini
La filosofía y la conciencia de grupo de Stefano Pioli han calado en sus futbolistas a lo largo de los meses. La calidad de la plantilla es innegable, pero han sido el empaque y la solidez las características que han marcado la diferencia respecto a sus rivales, especialmente el Inter de Simone Inzaghi, que ha terminado subcampeón y levantó hace tres semanas la Coppa Italia. No quiere decir esto que ciertos jugadores no hayan marcado la diferencia: Theo Hernández ha sido una auténtica locomotora en el lateral izquierdo, Franck Kessié, firmado por el FC Barcelona para el año que viene, y Sandro Tonali, un todoterreno que recuerda en muchos momentos al gran Andrea Pirlo, han formado una dupla completísima en la medular y Rafael Leao nos ha regalado un auténtico espectáculo futbolístico en esta recta final de competición.
La profundidad de banquillo también ha sido uno de los puntales que le debe la plantilla a la dirección deportiva y una de las claves para que el Milán haya podido llegar a final de temporada en condiciones óptimas para la gesta. Jugadores como Brahim Díaz, que tuvo una primera mitad de temporada excelsa, Rade Krunic, Ante Rebic y los centrales Fikayo Tomori, Pierre Kalulu y Alessio Romagnoli han sabido dar ese plus de intensidad para superar los numerosos y variados contratiempos que han surgido a lo largo del camino. Sin duda, el más importante fue la grave lesión de ligamentos del central internacional danés Simon Kjaer el pasado diciembre frente al Genoa.
“Fichar por el AC Milan y ganar el Scudetto con los rossoneri es un sueño para Simon. Tras la victoria estaba exultante, realmente emocionado”
Mikkel Beck, agente de Simon Kjaer, para SerieANews
En el costado derecho, el rendimiento también ha sido fantástico. Davide Calabria ha sido una garantía y un fijo en el lateral, mientras que en tres cuartos de campo tanto el belga Alexis Saelemaekers como el brasileño Junior Messias, un tipo que emigró a Turín hace una década y trabajó cuatro años como repartidor de lavadoras y frigoríficos, han sabido responder con talento y despliegue. A ellos hay que agregar la aportación de nuestro protagonista de hoy, un ganador que le ha sabido aportar al Milán mucha consistencia tanto en el lateral como en el interior. Alessandro Florenzi, que vistió la camiseta valencianista de enero a julio de 2020, es ahora campeón de Italia.
Roma y Florenzi. Florenzi y Roma. Nacido en la misma capital, con 4 años ya ingresó en la modesta escuela Atletico Acilia y cinco años después pasó al Lodigiani Calcio. No pasó mucho tiempo para que un ojeador se fijara en él y Alessandro ingresara en las categorías inferiores de la Roma, el club de su vida. De ahí a capitán y emblema giallorosso: en 2012 ya se hizo un hueco en el primer equipo y durante 8 temporadas y 280 partidos demostró su fútbol, su carácter y su amor por este histórico del Calcio.
Para el recuerdo de los romanistas quedará siempre la celebración con su abuela en las gradas del Olímpico ante el Cagliari en 2014 tras un gol suyo y el tanto que le endosó a Marc-André ter Stegen desde el centro del campo frente al FC Barcelona en aquella mítica remontada en la Champions League 2017/2018. Dos momentos que describen a la perfección quién es Alessandro Florenzi y qué significan para él la familia y la Roma.
“La Roma es parte de mí; me fui cuando dijeron que los hinchas no necesitaban más héroes”
Alessandro Florenzi para DAZN
Sin embargo, las cosas se torcieron en 2020. Su mala relación con el técnico Paulo Fonseca terminó por apartarlo del equipo y el romano dejó la que fue su casa durante 20 años para recalar en el Valencia como cedido en el mercado de invierno. Aquella convulsa temporada de la pandemia el equipo acabó noveno en liga y sucumbió en octavos de final de Liga de Campeones ante el Atalanta. Florenzi disputó un total de 14 encuentros en los que dejó buenos destellos y mucha intensidad, algo por lo que se ganó el reconocimiento de varios sectores de la afición.
No ha vuelto a enfundarse la camiseta de la Roma desde que saliese a principios de 2020. La temporada siguiente se marchó de nuevo cedido al PSG y esta última campaña ha hecho historia con el Milán. Al recién conquistado Scudetto, en el palmarés del romano figuran una Copa y una Supercopa de Francia; pero sobre todo brilla de manera especial la última Eurocopa que Italia levantó en Wembley el pasado verano. Un sueño hecho realidad para un futbolista de equipo. Un hombre que se dejó todo lo que tenía durante sus seis meses en Valencia y que a sus ya 31 años empieza a llenar sus vitrinas año a año.
“Valencia me acogió con afecto y cariño…Gracias”
Alessandro Florenzi