VALÈNCIA. Ilya Markovskyi, Ernest Agyiri, Til Mavretic, Edgar Tur o Karl Andre Vallner no son superestrellas. Ni siquiera forman parte de la élite del fútbol mundial. Sin embargo, para Curro Torres, actual técnico del FCI Levadia de Tallín (Estonia), son los pilares indiscutibles de un ambicioso pero modesto proyecto que bajo la dirección del exvalencianista puede presumir de ostentar el liderato de la Meistriliiga, la máxima categoría del fútbol estonio.
Por todos es sabido que el fútbol no es el deporte más seguido en los países bálticos, unos territorios que hasta hace poco más de 30 años formaban parte de la mastodóntica Unión Soviética, pero que nunca han perdido un sentido de patria que los hace vibrar cuando sus equipos nacionales entran en escena. Estonia celebró su independencia del Imperio ruso en 1920, poco después de la Primera Guerra Mundial, pero a los 20 años entró a formar parte de la Unión Soviética, a la que perteneció hasta 1991. Así pues, se puede afirmar que la Estonia actual lleva poco más de 30 años de andadura como nación independiente, con todas las limitaciones que ello supone para el desarrollo del deporte nacional.
“Hemos empezado bien y esperamos continuar de la misma forma o mejor”
Curro Torres, entrenador del Levadia Tallinn, para Superdeporte
Junto con el Flora de Tallín, el Levadia es uno de los clubes más laureados de la Meistriliiga. Ha levantado el título en un total de 10 ocasiones, a las que deben sumarse otros 10 trofeos de Copa y 8 de Supercopa para dibujar su palmarés. Actualmente marcha líder en liga a expensas de lo que ocurra en la decimotercera jornada, que se disputa este fin de semana (el campeonato se celebra de febrero a octubre por evidentes razones climatológicas). Uno de los objetivos de la temporada es meterse en la fase de grupos de la Conference League el próximo verano, algo que significaría todo un éxito europeo para la entidad.
El fútbol estonio también sigue su propio camino a nivel selección. Durante buena parte del siglo XX los mejores talentos del país defendieron los colores de una Unión Soviética que fue campeona de Europa en 1960 con la leyenda de la Araña Negra Lev Yashin bajo los palos. El moscovita, para muchos el mejor guardameta de la historia, fue pionero en el uso de los guantes y las rodilleras. Su legado todavía vive.
Pero aquellos eran otros tiempos, y la actual Estonia trabaja con tesón para poco a poco desarrollar su fútbol de manera autónoma y, quién sabe, luchar por clasificarse para una gran competición en las próximas décadas. Es el gran sueño.
Si bien el país no genera grandes talentos internacionales por el momento, jóvenes futbolistas como el guardameta de 21 años Karl Hein (Arsenal sub-21) avivan la esperanza de que se avecinen tiempos mejores. Otros futbolistas importantes y habituales del combinado estonio son los centrales Joonas Tamm (del mítico Steaua de Bucarest) y Karol Mets (St. Pauli de la Bundesliga 2), así como el mediocentro del Rapid de Bucarest Mattias Kaït.
Nacido en Ahlen, Alemania, en diciembre de 1976, Cristóbal Emilio Torres Ruiz se crio en la localidad barcelonesa de Santa Coloma de Gramanet desde los tres años de edad. Sus padres pasaron 18 años en Alemania y a su regreso Curro Torres echó raíces en la que es su tierra. La llamada del Valencia llegó en 1997, cuando Curro contaba 20 años, e incluso llegó a completar la pretemporada con el primer equipo a las órdenes de Claudio Ranieri (actual técnico del Cagliari). Tras militar en el filial valencianista, las experiencias en el Recreativo de Huelva y el Tenerife curtieron al joven lateral derecho para, en junio de 2001, aterrizar en el que a la postre se convertiría en un equipo de leyenda.
“Un día llegó Rafa (Benítez) al vestuario y dijo que íbamos a ser campeones de liga”
Curro Torres, entrenador del Levadia Tallinn, para 30 minutos con Edjogo
Levantó dos ligas, una Copa de la UEFA y una Supercopa de Europa. El gran nivel del defensor catalán y el estratosférico rendimiento del mejor Valencia de la historia le brindaron al de Santa Coloma la posibilidad de defender la elástica de la selección española en el Mundial de 2002. Todo un sueño hecho realidad que quedará para el recuerdo. En 2007, ya cumplida la treintena y en parte lastrado por las lesiones, Curro abandonó la disciplina valencianista para recalar en el Real Murcia. Después militaría año y medio en el Nàstic de Tarragona hasta colgar las botas definitivamente en enero de 2011.
Sin embargo, la historia no iba a terminar ahí. Iba a ser en Valencia, su segunda casa, donde el exfutbolista iba a iniciar su carrera en los banquillos. Pasó por las categorías inferiores en Paterna e incluso dirigió al filial hasta emprender el vuelo rumbo al Lorca. Luego se sucedieron NK Istra croata, Córdoba, Lugo y Cultural Leonesa hasta que el pasado diciembre zarpara la aventura estonia con el exvalencianista a los mandos del Levadia.
La experiencia del que fuera lateral del mejor Valencia de la historia es ahora un enorme valor intangible en el cuerpo técnico del Levadia, donde también trabaja el español José Soto: la mano derecha de Curro Torres desde que arrancara su carrera en los banquillos. Con el sueño de la fase de grupos de la Europa League en la retina, el exvalencianista trabaja duro por los retos que le depara el futuro más inmediato. Eso sí, lo hace sin olvidar aquella época en la que el mismo Valencia que hoy lucha por la permanencia hizo historia colocándose entre los mejores equipos de un continente al que el fútbol estonio sueña con llamar a la puerta.
“El Valencia es mi casa, siempre lo ha sido”
Curro Torres, entrenador del Levadia Tallinn, para Superdeporte