Exvalencianistas por el mundo: Fede Cartabia

VALÈNCIA. La globalización ha derribado todas las barreras. Actualmente, incluso las ligas más exóticas han ido a parar al alcance de la mano. Tanto para los clubes como para los profesionales y aficionados, esto ha supuesto una nueva manera de entender el fútbol. Así de relevante ha sido el impacto de la era de la globalización para el fútbol asiático: inspirada en el mejor fútbol europeo y latinoamericano, Asia ha lanzado al mundo su apuesta balompédica no solo desde el punto de vista del seguimiento, sino también desde el césped. Todo ello gracias a la cada vez más habitual llegada de futbolistas y otros profesionales del deporte desde Europa y América, así como la caída de todas esas fronteras que dificultaban a los asiáticos aprender e incluso imitar a las mejores ligas del mundo.

El interés de jeques y empresarios de Oriente Medio y más allá en el fútbol europeo es una realidad muy acomodada en Europa; su dinero, una alternativa más. Ni siquiera hace falta salir de Valencia para entender este nuevo condicionante en la parafernalia del fútbol moderno. Incluso desde hace años, muchos futbolistas que no hallan su oportunidad en Europa ven con buenos ojos relanzar su carrera en Asia: un continente que, si bien culturalmente tiene unos pilares totalmente diferentes a los occidentales, parece entender la pasión por este maravilloso deporte de un modo sorprendentemente similar al que estamos tan acostumbrados europeos y latinoamericanos.

El Mundial de Corea y Japón en 2002 constituyó una declaración de intenciones que se confirmará 20 años después, el próximo invierno, en Catar. Asia quiere ser de la partida. Aún queda mucho por hacer, pero la determinación es grande y la apuesta muy fuerte. Un arma de doble filo: Catar, un país con denuncias de Amnistía Internacional, arrastra con la organización de su Mundial una histórica dosis de polémica que amenaza con mermar seriamente su reputación a nivel global.

“Los trabajadores inmigrantes están sometidos a jornadas sin descanso bajo 50 grados, sufren una alimentación insuficiente, sin agua potable”

Toni Kroos

A pesar de que su nivel futbolístico aún está muy lejos de Europa y América, la milimétrica logística de sus competiciones y la organización de dos Campeonatos del Mundo en la era moderna sitúan peligrosamente al fútbol asiático cada vez más cerca de un fútbol africano que a pesar de tener una mayor tradición, no dispone de los medios, la inversión y la visión de negocio que atesoran los asiáticos.

Más allá de la polémica de la próxima cita mundialista, la apuesta de Catar ya está dando sus resultados. En 2019 levantó la primera Copa Asiática de su historia; se trata de la competición análoga de la Eurocopa o la Copa América en Asia, en la que los japoneses y los saudíes han sido los grandes dominadores en cuanto a palmarés. Catar hizo historia, por cierto, con un español en el banquillo: el catalán Félix Sánchez Bas, un técnico con experiencia en el fútbol base de La Masía que emigró a Catar hace ya más de 15 años y que dirigirá al combinado catarí en el primer Mundial de su historia.

“El éxito de Catar es la paciencia y la pasión”

Félix Sánchez Bas para Panenka

Precisamente, aquella Copa Asiática que puso a Catar en la órbita del fútbol mundial se disputó en Emiratos Árabes Unidos: otro territorio que viene pisando fuerte tras acumular dos ediciones consecutivas conquistando el tercer puesto en una competición en la que solo llegó a la final en 1996, cuando el torneo también se disputó en su país. Nombres vinculados a nuestro fútbol como los de los tarraconenses Denis Silva (actual seleccionador de Catar sub-23) o Franc Artiga (actual seleccionador de Catar sub-20), el exvalencianista Juan Antonio Pizzi (actual técnico del Al-Wasl), Míchel Salgado (actual técnico del Pafos FC) y otros muchos entrenadores de porteros, asistentes o fisioterapeutas han sido claves para el despertar del fútbol emiratí.

Ejemplo y testigo directo del fenómeno en cuestión es nuestro protagonista de hoy: un canterano valencianista que a sus 29 años ya conoce sobradamente la UAE Pro League. Natural de Bombal, provincia de Santa Fe (Argentina), Federico Nicolás Cartabia ingresó a la escuela del Valencia con apenas 13 años tras haber sido descubierto por Juan Antonio Pizzi en su país de origen. Su desarrollo y grandes actuaciones le permitieron irrumpir en el primer equipo de la mano de Miroslav Djukic en verano de 2013, aunque la llegada de Pizzi, su descubridor, al banquillo valencianista terminó suponiendo un auténtico espaldarazo para su explosión.

“No lo entendí: me dijeron que me tenía que ir cuando tenía 20 años y había jugado 40 partidos el año anterior”

Fede Cartabia para Marca

Gozó de toda la confianza del hispanoargentino y completó actuaciones tremendamente prometedoras, pero la destitución del técnico y la llegada de Nuno Espírito Santo (actual técnico del Al-Ittihad saudí) le cerraron las puertas del equipo el verano siguiente. Se sucedieron varias cesiones a Córdoba y Deportivo de la Coruña hasta que en enero de 2017 se desvinculó definitivamente del Valencia. Volvió al Dépor, pasó un año en Braga y apuró dos años más en La Coruña, su segunda casa, para marcharse a Dubái en verano de 2019 con la intención de aprovechar la oportunidad que le daba el Shabab Al-Ahli, el club cuyos colores todavía defiende el zurdo.

A sus 29 años, Fede un jugador importante para los suyos. Como muestra de ello, en la AFC Champions League, la competición continental, acumula cinco tantos y un pase de gol en tan solo cinco encuentros. Sin embargo, todo parece indicar que el zurdo nunca llegará a ser la promesa que en su día fue. Tras explotar en una época muy convulsa para el club de Mestalla, corrió distinta suerte del que fuera compañero y amigo desde niños, un José Luis Gayà que actualmente es uno de los capitanes y piedras angulares de la plantilla valencianista, además de internacional absoluto.

“Para un futbolista, el Valencia es un equipo muy difícil, estilo Real Madrid o Barcelona”

Fede Cartabia para Marca