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Faltan refuerzos y sobran almuerzos

3/08/2021 - 

VALÈNCIA. Cuando a diez días de comenzar una nueva temporada un club sólo puede presumir de haber fichado un entrenador, presentar sus nuevas equipaciones (cosa que hacen todos los equipos profesionales) y del éxito de una criptomoneda gracias a multitud de especuladores turcos, convendremos que en determinadas áreas del club se trabaja -como poco- de manera indebida.

Ni siquiera la chusquera y cutre propaganda puesta en marcha por el club (al corrector del word y a Dios gracias hay que dar, sabiendo quien es el ideólogo del asunto, que los textos no salgan con faltas de ortografía) tapa una realidad palmaria. Curioso que haya un gabinete de comunicación que en lugar de facilitar el trabajo a los medios sea conocido en toda España por el aislamiento y las trabas que se dedican a cultivar. Si se dedicaran a facilitar el trabajo sólo el diez por ciento del tiempo que se dedican a perseguir a periodistas incómodos con el régimen, todo sería más fácil (incluso para ellos mismos). Es lo que tiene cuando te conviertes en la veu... de su amo.

En toda la pretemporada la comunicación del club no ha tenido a bien colgar un solo parte médico de los jugadores que están lesionados. Con lo cuál, cabe preguntarse ¿Están lesionados? ¿Está el club queriendo señalar a los lesionados? ¿Qué opina un futbolista lesionado de que el club no informe oficialmente dejando en el aire la duda sobre la existencia de su problema médico?

Por si todo esto fuera poco, a Bordalás le están calcando el decorado de Javi Gracia en cuanto a promesas y realidades en el capítulo de refuerzos. La única diferencia se llama Alderete, y pare usted de contar. El ansiado medio centro sigue siendo una entelequia únicamente presente en el universo del rumor y desparecido -a día de hoy- en el mundo real. 

Con la derrota el miércoles pasado en el amistoso ante el Zaragoza todo el mundo convino en que Bordalás no puede hacer milagros. Hay que agradecerle al alicantino que haya querido venir a este Valencia de mínimos y que esté esperando pacientemente a ver si las promesas se convierten en realidades. Pero todas las paciencias tienen un límite. Jugar en el alambre con la paciencia de tu técnico suele tener malas consecuencias durante la temporada. Ni la cercanía de la experiencia de la temporada anterior hace cambiar el rumbo al patrón en la lejanía y a sus asalariados. La ceguera de la altanería es incurable y muy dañina.

Insisto una semana más en que me fío al 100% de Bordalás y al 0% de quienes mandan en el club. La propaganda ha vendido un proyecto nuevo y para eso hace falta una estructura y una independencia de la cual el actual Valencia CF adolece. Una cosa es que el club tenga una dirección deportiva y la otra es tener todos los días a la dirección del club en el bar "La Deportiva". Aquí faltan refuerzos y sobran almuerzos.

Pensar que con un nuevo entrenador (del que nadie duda que se va a dejar el alma en el intento) y un central se le iba a dar a este equipo un salto en la clasificación de seis o siete puestos (cuando vienes de ser noveno, desmantelar la plantilla y quedar décimo tercer al siguiente año), es de una ingenuidad adorable o de un "arrastrao" a prueba de bombas (que de todo hay en la viña del señor). 

Aquí no hay más verdad que la marcan el fútbol y los resultados, no le demos más vueltas pese a que la propaganda oficial nos intente convencer que si no entra la pelotita hay que alegrarse porque un turco por internet se ha hinchado a comprar tokens.

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