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Felipe Miñambres, el último director deportivo-entrenador: Rufete, Caparrós o Vasiljevic también bajaron del despacho

12/10/2022 - 

VALÈNCIA. El curioso caso de Felipe Miñambres. El director deportivo del Levante ha protagonizado esta semana una imagen no inédita pero sí extraña en el fútbol español, la del ejecutivo que baja de los despachos para un interinaje. El astorgano cogerá las riendas del primer equipo granota al mismo tiempo que lidera otra criba para encontrar nuevo entrenador tras el fiasco total del proyecto que construyó desde su llegada a la ciudad el pasado mes de febrero. Miñambres va a sentarse en un banquillo doce años después de que, en la temporada 09/10, destituyera a Pepe Mel en el Rayo Vallecano y él mismo acabase la temporada en Segunda División hasta empezar de cero con el fichaje de José Ramón Sandoval. Entonces el leonés dirigió 18 partidos, de los cuales ganó 6 para amortiguar la caída del cuadro rayista en la categoría de plata.

Aquella fue la última experiencia de 'entreguerras' del hoy ejecutivo levantinista: bajó del despacho durante cuatro meses para deshacer el entuerto y volvió a subir. No ha sido el único director deportivo que ha protagonizado un movimiento similar en la historia reciente del fútbol nacional. Uno de los últimos casos destacados es el de Rufete en el Espanyol: el exvalencianista, destituido definitivamente la pasada temporada del club perico, empezó a liderar la planificación blanquiazul en 2018 y, dos años después, dio con su primera situación límite: la mala marcha del equipo a las órdenes de David Gallego y Pablo Machín desembocó en el aterrizaje de Abelardo para salvar al Espanyol de un descenso anunciado... y el asturiano no logró frenar la caída. En la jornada 32 y tras tres entrenadores en un mismo curso, Rufete se atrevió a reeditar su anterior etapa como técnico en el Ibiza de Amadeo Salvo. No logró huir del destino: perdió todos los partidos menos uno y el Espanyol acabó en Segunda

Otro de los curiosos casos similares al de Miñambres es el de Joaquín Caparrós. El utrerano incluso dio un pequeño giro de tuerca: llegó al Sevilla en abril de 2018 como sustituto de Vincenzo Montella con la temporada prácticamente terminada -dirigió cuatro partidos residuales de Liga- y a sabiendas de que, al acabar esa reducida nueva etapa en los banquillos, se incorporaría como director deportivo. Ocurrió en medio de la efímera escapada de Monchi a la dirección de la Roma. El exentrenador del Levante generó confianza, no perdió ninguno de los choques que dirigió e incluso en uno de ellos ganó al Real Madrid en Nervión, pero siempre tuvo claro que al finalizar el curso daría a un paso a un lado. Adoptó la moderna nomenclatura de 'director de fútbol' y fichó a Pablo Machín. Un nuevo declive sevillista obligó a Caparrós a cesar al soriano, a volver a bajar al césped y a entrenar al equipo durante las once jornadas finales de 2019 antes de hacer hueco al regreso de Monchi. Todo un caso rocambolesco. 

Precisamente Caparrós protagonizó otro de los caminos de ida y vuelta entre despachos y banquillos, pero esta vez en el lado opuesto. El andaluz no duró ni dos meses en Osasuna cuando cogió sus riendas en noviembre de 2017. Condujo a los rojillos en cinco partidos y los perdió todos ante ante Leganés, Atlético, Sporting, Barcelona y Deportivo. Tras una reunión de la cúpula de El Sadar, el director deportivo de la entidad, el serbio Petar Vasiljevic, se colocó como entrenador de un conjunto que acabó perdiendo la categoría con él al timón. Había empezado en la dirección deportiva de Osasuna tres años y medio antes de tal decisión y se marchó con los navarros en Segunda. No ha vuelto a entrenar ni a ocupar en un sillón de especial relevancia.

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