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Aunque soy de los que suele mojarse e incluso de los de pisar algún que otro charco, debo confesar que el asunto del posible cambio de nombre de Valencia CF a Valencia FC me ‘pilla’ un tanto indeciso...

24/03/2018 - 

VALÈNCIA. Aunque soy de los que suele mojarse e incluso de los de pisar algún que otro charco, debo confesar que el asunto del posible cambio de nombre de Valencia CF a Valencia FC me ‘pilla’ un tanto indeciso. Por una parte comprendo perfectamente los argumentos que esgrimen quienes abogan por la vuelta a los orígenes por lo que supone de respeto a la historia del Club y –por qué no- como homenaje a quienes se juntaron un buen día hace casi cien años para alumbrar esta maravillosa locura. Y, por encima de todo, el hecho de que el cambio de 1941 respondiese a un imposición gubernamental y no a una decisión – siendo o no acertada- del propio Club, me parece motivo más que suficiente para volver a los principios. También el aditivo romántico de recuperar el nombre original coincidiendo con la celebración del Centenario me atrae pero…, por otra parte, me gusta que el Valencia tenga su nombre en uno de nuestros idiomas oficiales: en castellano o en valenciano… me gusta. Si en un principio fue ‘Football Club’ entiendo fue porque se trataba de un deporte incipiente que venía de las islas británicas y se importaron  -incluida la denominación- todas las expresiones que allí se utilizaban y que muchas –no todas- perduran hoy en día y no porque hubiese una voluntad clara de tener un Club con nombre en inglés. De hecho, una vez quedó fuera de vigor la normativa que prohibió el anglicismo, allá por 1972, los Valencianistas de la época no entendieron oportuno recuperar el ‘FC’ mientras otros clubes sí aprovecharon la oportunidad para volver al punto de partida.

En cualquier caso me parece un bonito debate que, de paso, sirve para que muchos nos interesemos en la historia del Valencia porque, aunque haya quien no quiera enterarse, sin historia no habría presente. Me parece interesante que la gente joven se involucre en este tipo de diatribas porque enriquece el conocimiento de su Club y agiganta el sentimiento de pertenencia. Más allá de las ‘discusiones futboleras’ habituales acerca del futbolista de moda o del arbitraje del último partido, entiendo que cualquier reflexión o debate que tenga que ver con los fundamentos del Valencia y con la sanísima intención de volver hacia ellos para no terminar de perder la esencia contribuyen a fomentar la tan traída y llevada ‘Cultura de Club’.

Sin saber qué pasará con el nombre y sin saber qué pasará con un Centenario que parece no interesar en absoluto a los actuales mandatarios del Club – se celebró ‘a bombo y platillo’ el Año Nuevo Chino y se pasó de puntillas sobre el 99 cumpleaños del propio Valencia- sí que considero oportuno, a la hora de abordar el posible cambio de nombre, que se consulte al valencianista. No sé si la fórmula adecuada sería un referéndum en Mestalla, una encuesta con los socios o un sondeo demoscópico sobre un universo determinado pero… con la máxima humildad, porque tengo claro que pueden y de hecho hacen lo que les viene en gana, tratándose de un asunto con tan evidente carga emocional que toca directamente la piel del valencianista, tan ajeno a quienes sólo se preocupan de la cuenta de resultados, les pediría humildemente que no lo decidan comiéndose una paella en La Patacona y que escuchen la voz del aficionado que siente al Valencia Club de Fútbol o al Valencia Football Club en las mismas entrañas.

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