VALÈNCIA. Si no ha habido contratiempo ‘gubernamental’ entre el proceso de escribir este artículo y su publicación, está mañana, la del 9 de Mayo de 2020, pasará a la historia como la del día en que los clubes de fútbol retomaron sus entrenamientos tras el periodo más extraño que se pueda recordar y quiera Dios que todo vaya evolucionando con cierta normalidad para que en la segunda quincena de Junio vuela a a rodar el balón para poder terminar tan extraña temporada, para llevarnos a la retina -de una vez por todas- un partido de fútbol y para encontrar un desenlace que, ojalá, acabe con el Valencia entre las cuatro plazas que obtienen el derecho a disputar la máxima competición europea. Porque... la espera se está haciendo insoportable. Si cuando llegan estas fechas se desata la locura con los futuribles fichajes y las posibles salidas, este año la cosa se está acercando al delirio. Dos meses encerrados y sin fútbol es, quizá, demasiado como para no perder totalmente la ‘chaveta’ y andamos muy cerca de hacerlo. La falta de material tangible sobre el que debatir e informar nos ha reportado una ensalada de informaciones encontradas que despiertan ilusiones y decepciones por partes iguales: dos meses sin ‘rajar’ sobre el VAR y quienes lo manejan, dos meses sin escudriñar los cambios de Celades, sin poder analizar las evoluciones de involuciones del juego valencianista, sin el relato escalofriante de un parte de bajas que asoló al equipo cuando teníamos una vida ‘normal’ y sin la interminable colección de excentricidades protagonizadas por los mandatarios del Club... nos ha llevado a anticipar el verano con su ‘colorido’ mercado de fichajes: Ferran se quiere marchar, el representante de Ferran no contenta a las ofertas del Valencia, Ferran es un desagradecido, Ferran es más valencianista que Españeta, si Ferran no renueva es porque el Valencia no lo valora y porque no confía en el proyecto deportivo de Lim. A todo esto... tanto Ferrán como el Club oficialmente callados esperando que otros siembren lo que ellos esperan ver sembrado. Kang In se quiere ir y escucha ofertas de clubes europeos, el coreano está molesto por la falta de protagonismo que viene teniendo en el equipo, Kang In está esperando una oferta de renovación que no llega pero... quiere quedarse. El entorno del jugador aguarda a que otros le labren la tierra y en el Club hacen lo propio a la espera de comprobar cómo respira el personal. El Valencia ya ha hablado con el entorno de David Silva para vuelva, el entorno de Silva, sorprendido con las informaciones surgidas en Valencia, dice no saber nada del asunto, el reguero de pólvora corre por las redes sociales como alma que lleva el diablo. El canario calla, el Valencia calla y la ‘bola de nieve’ va engordando a la espera de comprobar si se convierte en un lustroso muñeco o... acaba desabarrancando hacia el El Valle de los rumores olvidados.
Una orgía de informaciones que, aderezada con una buena dosis de rumores vertidos en redes sociales, nos dibujan un futuro incierto y un tanto esquizofrénico. Lo es en un mercado al uso pero... lo es más cuando las informaciones se hace difíciles de verificar y cuando resulta literalmente imposible saber cuál será la verdad clasificatoria, y por tanto económica, del Valencia cuando se ponga punto final a la temporada.
Vivo sin vivir en mi esperando que nada se tuerza para que llegue el momento del Valencia-Levante y de la visita al Real Madrid que sí, será extraño por ser sin público pero... será fútbol. Y estos dos meses nos han dejado muchas enseñanzas: algunas tienen un calado especialmente trascendental y hay otras que, sin ser tan importantes, por no tener que ver con cuestiones vitales sí nos interesan a aquellos que necesitamos el fútbol en nuestro día a día. La enseñanza tiene que ver con la diferencia entre el fútbol y el relato: cuando falta el primero se estira el segundo hasta tal extremo -a menudo con escaso fundamento- que nos hace más acuciante la necesidad de que vuelva el primero. Vamos... que estoy hasta el gorro de partidos antiguos, de las peleas entre Tebas y Rubiales y... de las elucubraciones a cerca de fichajes que, a día de hoy, es imposible saber si se podrán o no realizar. Sólo deseo que vuelva a rodar el balón y, aunque tenga que ser en el sofá de casa, disfrutar de un partido de fútbol.