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bombeja agustinet! / OPINIÓN

Ganar, ganar y ganar

3/11/2023 - 

VALÈNCIA. Veo el posible once que publica Mario Lupión y se me van las ganas de ir a Orriols. Calleja insiste en lo que no funcionó en Tenerife ni en Andorra, sacando un punto de seis, injusto y milagroso, además. Y con una imagen terrible. Pero Calleja nunca cambia nada. Cuando gana sin merecimiento o por pura chamba, es incapaz de ver los errores al margen del resultadismo, y corregirlos. Insiste, parece, en jugar con dos puntas y sin extremos. Ya conocemos de sobra ese fútbol: rácano, especulativo, conservador, timorato. Fiándolo todo a tres o cuatro chispazos de inspiración que se concreten en un gol y una victoria por la mínima. No es justo que una plantilla con tanto talento ofensivo se vea condenada a este corsé táctico empobrecedor, pero es lo que hay. A Calleja no lo sacan de ahí ni con aceite hirviendo. Y eso que fui uno de los ingenuos que creyó que había aprendido la lección del curso pasado. Nada de eso. El empate ante el Eivissa es el patrón que no olvidaremos jamás. Y seguimos justo en el mismo punto, confiando en que la moneda caiga de cara, esta vez. Ese es el plan de negocio de nuestros nuevos dirigentes (como de los anteriores) y de nuestro cuerpo técnico. Es lamentable. 

Enfrente Alessio Lisci, que, con un equipo (disculpen la hipérbole) de fontaneros y albañiles, llega a Orriols con una victoria menos que el Llevant. Hay cierta burla en redes sobre las “viudas” de Alessio y de Paco López. No se trata de vivir instalados en el pasado, ni mucho menos en la melancolía. Lo cierto es que, sin hablar de sensaciones, solo de números fríos, el “mestre de Silla” es quien más partidos ha dirigido a la escuadra blaugrana en Primera, y que el romano sacó más puntos en sus 23 partidos de granota (1,22 de media) que Calleja en el Alavés, justo antes de venir a Orriols (0,83). Dejamos esto claro y de acuerdo, lógicamente, en que todos iremos a muerte con el once que dirige el madrileño, ante el Mirandés. Y que ojalá ganemos por ocho de diferencia, con un despliegue espectacular, pero que nadie nos rebañe el derecho a criticar a quienes nos tienen instalados en la atonía futbolística, ni a recordar con afecto y respeto a quienes, a pesar de sus méritos, fueron tratados sin merecimiento. Voy más lejos, porque lo sé: al margen de no renovarle, Miñambres y Quico no trataron con la dignidad que merecía a quien llevaba una década en la casa. El primero, por su trato; el segundo, por consentirlo.

En este club se han tomado muy malas decisiones en los últimos años en los más diversos ámbitos, pero he dicho una y mil veces que las peores de todas han sido las que han afectado a la parcela deportiva. El viernes por la mañana, en el Mercat del Cabanyal, le pregunté a Cristóbal, el repartidor de cafés con amor, qué le parecía el míster. “No me gusta mucho, hace planteamientos cobardes, pero a mí lo único que me interesa es ganar partidos”. Y eso es lo único que le interesa en el fondo al 80 % (y quizá me quede corto) de los que van al fútbol. Ya lo dijo el gran Luis Aragonés. Ganar, ganar y ganar (¡ojo!, no empatar, empatar y empatar). Nadie dice que sea fácil ganar, pero es muy difícil, si las cosas se hacen mal. Y desde que se echó a Tito para recuperar a Salvador y se firmó la renoventa de Campaña (“30 millones es un regalo; hay que ampliar”), todo han sido errores en la parcela que más importa.

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