VALÈNCIA. Bajo el sol de Paterna, bajo el frío y la lluvia. En aquella vaguada que compró Ros Casares con Peris Frigola y que les valió como siempre pasan mil críticas e insultos. Allí mientras caía el rocío de la noche despegaron dos jugadores entre otros que marcan una nueva era, Soler y Gayà, Gayà y Soler.
Ambos capitanes hoy del Valencia CF, son dos iconos a conservar, dos referencias para nuestros jóvenes y mayores que vibran con su entrega, calidad y sacrificio.
Nadie les ha regalado nada. Cuestionados por muchos y también aplaudidos por tantos, han llegado a lo mejor de sus carreras. Internacionales, explosivos y luchadores de un equipo que tantas carencias tuvo y que tiende a mejorar mucho. Donde ellos dos son pilares fundamentales de un proyecto que algunos dicen que no existe, pero que los jugadores creen.
Dicho esto, el club ya ha iniciado con los representantes la ronda de negociaciones para la renovación de ambos. El Valencia sabe que sería un golpe en la mesa de confianza, que dos de sus estrellas renovasen. Tanto Gayà como Soler están dispuestos a ello.
Esperemos que todo vaya bien y que el club, Soler y Gayà den con la tecla que daría ilusión a una afición triste y expectante ante los pasos a dar en el futuro inmediato.
Soler y Gayà son dos, pero son uno bajo un mismo escudo, ese escudo que debe hacer lo posible e imposible para que ambos sigan vistiendo por muchos años la sagrada camiseta del Valencia.
Y llegó Lim y amplía capital acallando los rumores infundados de disolución, quiebra y venta de jugadores este año. Hace lo que toca y lo que debe, y aborta aquello de que Lim no pone ni uno. A grandes males grandes remedios decía mi abuela, y mientras tanto los “todomalistas “se hunden en sus propias mentiras pregonando cada día el apocalipsis, insultando y difamando, víctimas de su ego psicópata y de mentiras que ya no calan en la gente sensata.
Ahora queda la decisión de Meriton de acabar el campo y hacer el polideportivo, dos temas que deberían estar solucionados para la tranquilidad de todos y no dar alimento a cierto tipo de hienas.