VALÈNCIA. Cuando las cosas van mal, Paterna se convierte en un escaparate. Lo recordaba estos días Salva Folgado en un certero artículo en las páginas de Plaza, en el que enumeraba la relación de futbolistas de la cantera con más opciones de alcanzar el primer equipo. Es cierto, cuando el banquillo carece de profundidad y el entrenador no encuentra soluciones para revertir la situación, se suele mirar hacia abajo. El objetivo es encontrar algún joven talento que aporte la frescura y la ilusión necesaria de la que en esos momentos adolece el equipo. Pero la cosa no siempre funciona.
Ya sucedió el año del descenso de categoría. En Segunda división, un gran presidente como Arturo Tuzón y un fuera de serie ejerciendo de entrenador como Alfredo Di Stéfano, trazaron un plan perfecto. Ambos perjeñaron una plantilla en la que los jugadores veteranos (personificados en las figuras de Arias, Subirats y Sempere) ejercieran de auténticos referentes para una Generación de Oro formada por los Quique, Voro, Giner, Fernando, Arroyo y compañía. No fue de extrañar que al año siguiente se lograra que el equipo regresara a Primera y que, tras una temporada en la máxima categoría, el Valencia fuera subcampeón y tercer clasificado en la Liga por detrás del Madrid de la Quinta del Buitre.
También ocurrió en la temporada 93-94. Pero con distinta suerte. Porque fue pura improvisación. Ese año, con el uruguayo Héctor Núñez en el banquillo, se tiró de cantera para tratar de aliviar los problemas deportivos del Valencia. La ausencia de plan impidió que saliera otra generación talentosa como la del año 86 . El único futbolista que a la postre llegaría lejos fue Gaizka Mendieta. Aún así, y pese a una campaña en la que el equipo tuvo la friolera de hasta cuatro entrenadores, el Valencia se clasificó séptimo en la Liga. No se fue a Europa, un fracaso para la época. A día de hoy, estoy seguro que todos firmaríamos clasificarnos en esa plaza con los ojos cerrados.
Volviendo al asunto que nos ocupa. El tema Paterna. Entre los jugadores ya habituales en las convocatorias del primer equipo y los meritorios del filial, hay un nutrido número de futbolistas de sobrada calidad y con opciones de llegar (más pronto o más tarde) a ligas profesionales. Habituales son los Jesús Vázquez, Fran Pérez, Mosquera, Javi Guerra y Mario Domínguez. Pero además de esos, y sin mirar más allá del juvenil, también están los los Facu González, Tárrega, Iranzo, Gozálbez, Marí, Martín Tejón, Yarek y un largo etcétera… En la Academia andamos sobrados de calidad.
Lo que ocurre es que hay que organizarse (como decía el chiste que contaré por privado). Porque da la sensación que Paterna funciona como la CIA. Es decir, por compartimientos estancos. Parece que cada uno va a la suya debido en gran medida a la ausencia de una dirección deportiva fuerte, cualificada y capacitada. El filial de Angulo, por citar el ejemplo más relevante, parece la última aldea gala. Se centra solo en el ascenso. El técnico cuenta con los futbolistas que mejor rendimiento le van a dar de domingo a domingo sin mirar más allá. Y así es imposible. ¿Hay alguien pensando en la próxima temporada?. Convendría que, dada la situación del Valencia y lo que pueda suceder en un futuro, alguien fuera preparando una relación de canteranos al estilo 86 por si sucede lo peor…