Iborra, incluso si no juega

VALÈNCIA. Iborra no está teniendo este año toda la suerte que necesita su equipo. Ha disputado 24 encuentros (20 como titular), 1.857 minutos y ha marcado dos goles. Al parón de cuatro por aquella sanción arbitral intolerable se suman ahora seguramente dos más de baja, por una lesión muscular, tras marcarse un partidazo como central ante el Lugo, uno de los equipos más débiles que ha pasado por el Ciutat de València.

La aportación del capitán estaba siendo decisiva en la competición, desde el punto de vista estrictamente futbolístico pero también por su carisma y liderazgo dentro y fuera del césped. A todas las virtudes que ya le conocemos, Iborra suma centímetros en ambas áreas, presencia imponente, dominio aéreo, variables que se echan mucho de menos cuando no está.

El de Moncada, a sus 35 años, está llamado a hacer historia de nuevo, como en su primera época de blaugrana. Ojalá el Llevant sea capaz de ascender con su aportación. Porque lo necesita para su estabilidad societaria y para consolidar su crecimiento social y, además, porque eso le permitiría seguir en Orriols hasta que se retire, esperemos que a la edad de Paolo Maldini, a los 41, y en la élite, como abanderado de otro gran Llevant como aquel que debutó en Europa.

Iborra es un enorme profesional que lo ha hecho bien allá donde ha estado pero este equipo y este club le vienen como anillo al dedo. El Llevant es el lugar en el mundo en que puede sentir, como en ningún otro, que él es el jefe no porque lo diga nadie sino porque lo avalan sus compañeros y su hinchada.

Su ausencia hoy se notará en Huesca, plaza complicada. Desde luego Álex Muñoz, si está al 100%, puede hacerlo bien como central, con Saracchi a su izquierda, pero las prestaciones de Iborra ante el Lugo fueron superlativas, organizando al equipo desde atrás, moviendo el balón con solvencia y viendo el fútbol desde su nacimiento, ejerciendo de metrónomo.

Los del Alcoraz sólo (con tilde) han perdido un partido en casa. Si el Llevant es el segundo en lograrlo, empatará con Las Palmas, en una jornada complicada para todos sus rivales y que podría ser propicia para aumentar la ventaja con la tercera plaza. El Llevant no se puede permitir no ascender de forma directa. Iborra, como levantinista de corazón que es, es consciente. Por eso es tan importante su rol en el equipo. Incluso cuando no puede jugar.