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Y así, sin más

Jane Birkin, Hermés y la rebeldía en domingo

22/07/2023 - 

ALICANTE. ¿Qué se necesita para ser icónica? Siempre me lo he preguntado. “Una es más auténtica cuando más se parece a lo que ha soñado de una misma”, decía la voz en off de aquel anuncio de cerveza que rescató a Lola Flores y ese audio en el que “el brillo de los ojos no se opera”. “Bueno, ser icónica es una tontería. Se es icónica porque te rodeas de gente que lo es”, me afirmó alguien. Y yo le di la razón.

La rebeldía me da años de vida. Es curioso. La muerte de Jane Birkin el 16 de julio de 2023 a los 76 años ha conmocionado al mundo. Al del cine, al de la música y, por supuesto, al de la moda. La británica más francesa rompió moldes en una época en la que ir a contracorriente era necesario. De su Je t'aime... mais no plus a su matrimonio con Serge Gainsbourg, todo lo que hacía Jane Birkin servía de espejo en el que mirarse a toda una generación. Incluso llevar una cesta a modo de bolso y, así, convertirse en un icono de estilo que ha traspasado décadas y fronteras.

Y es que, si hablamos de estilo, Jane Birkin ha sido, es y será un icono transgeneracional que ha influido en millones de mujeres. De nuestras madres, a nuestras hijas. Sus trajes masculinos con toques seductores, sus pantalones acampanados de tiro bajo, sus entonces escandalosos naked dress –ese que se dedica a reinventar la anatomía a través de transparencias y superposiciones. Si no os hacéis idea, pensad en Marilyn cantando cumpleaños feliz–, su esencia boho con toques british y ese maravilloso chic francés, su elegancia innata... Y sus inseparables cestas de mimbre que inspiraron el bolso más deseado, icónico y exclusivo de la historia de la moda: el Birkin de Hermès.

La historia de amor de Jane Birkin y Hermès fue una de esas preciosas casualidades con final apoteósico que el azar tiene preparadas: corría el año 1984, la actriz y cantante ya era un icono de estilo en todo el mundo, y una pequeña desgracia durante un vuelo dio forma al bolso más perfecto jamás creado. «Estaba en un avión cuando se rompió una bolsa de plástico que contenía todas mis cosas y todo se cayó: mi agenda, papeles, todo», contó la propia Jane Birkin a The New York Times Style Magazine en 2010. Después empezó a decir que le encantaría que hicieran un bolso en el que cupieran todas sus cosas, dándose la casualidad de que el que estaba a su lado sentado era el presidente, por aquel entonces, de la firma de lujo. La propia Jane Birkin participó en el proceso creativo de su bolso, una revisión del Kelly (que lleva su nombre por Grace Kelly), hasta entonces, el it bag por antonomasia de la maison de lujo. La muerte de un icono que resiste al paso del tiempo.

La rebeldía es algo que me mueve por dentro. La encuentro en todos los lados. Pienso en mi amiga y la veo. No puede tomar lactosa ni fructosa, pero lo hace. Porque puede y porque quiere, a pesar de pagar cada consecuencia. No es fácil ser rebeldes en una sociedad en la que se nos obliga a mirar hacia adelante, sin la posibilidad de ver los lados. A veces se mezcla con la imprudencia y otras con la juventud, per eso no quiere decir que se vaya con la edad. Al revés, viene con la sangre y crece con la edad. La rebeldía puede ser un don maravilloso. Es la rebeldía la que dispara la creatividad, la exploración, el progreso y las revoluciones. ¿Pero no veis que toda vida, toda creación en el campo que sea, todo acto de amor, no es más que una rebeldía contra la extinción, no importa que sea falsa o verdadera, que dé resultados o no? Cuando he tenido que hacer algo siempre me han dicho lo mismo: sé tú mismo. Ser uno mismo es importantísimo entre las masas.

Hay grupos, tendencias, que quieren que caigamos en la perversión de sus palabras y, con ellas, en las ideas que sustentan. Palabras como libertad o derechos desaparecen con solo pensar en ellos. De rebeldía y hacer lo que nos venga en gana ya ni hablamos. Media España contendrá la respiración el domingo. No me interesa la política, no me interesa nada que escape de los límites del arte y la belleza, pero dejadme que os diga: quiero volver a casa sin mirar atrás y que las mujeres que me rodean –así como las que no– lo puedan hacer también; no tener que dar explicaciones por con quien me acosté la noche anterior ni por qué quise hacerlo; disfrutar de mi familia, así como la que espero formar algún día. Porque la diversidad debe de bañarlo todo. Lo mejor que tenemos es el amor que nos dan.

Tengo dudas y miedos cuando me pongo delante de la urna, pero si veis que no votáis por vosotros, hacedlo porque, como dijo aquella canción de Ray Heredia, siga habiendo “alegría de vivir”, que del infierno ya salimos una vez. Porque a veces lo que dice ser “lo de siempre”, viene siendo lo de toda la vida que huele a casposo que echa para atrás. No quiero despertarme en Cuéntame cómo pasó el lunes.

Y así, sin más, Jane Birkin me dio para hablar de un país que se debate entre unos u otros. Pero como decía ella, pase lo que pase: “sigue sonriendo, ¡te quita diez años de encima!”.

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