VALÈNCIA. La lesión de Cillessen ha aplazado el debate abierto sobre la portería del Valencia. Pese a ello, en el partido ante el Alavés, gran parte de las miradas de los aficionados estarán puestas en Jaume Doménech. El portero disfrutará durante cuatro meses de la condición de titular indiscutible para asumir la responsabilidad de frenar la sangría de goles encajados. Durante este tiempo, Jaume contará con una ventaja: la confianza. Porque, y vaya por delante que nadie se alegra de la lesión de un compañero, considero que la ausencia de Cillessen en las convocatorias le va a venir de perlas al de Almenara.
En los últimos partidos a Jaume se le veía inseguro. Quizás consciente del debate en la grada. O porque sabía de antemano que Javi Gracia quiso alinear a Cillessen ante el Madrid. Pero lo cierto es que el portero valenciano estaba dubitativo. La larga sombra del holandés le añadía una dosis de presión. Hasta el punto de cometer varios fallos imperdonables, como los goles encajados ante el Getafe o el Madrid. Es cierto que Jaume tuvo mala suerte con los tantos recibidos, porque muchos de ellos fueron producto de un inesperado rebote, pero tampoco su presencia bajo los palos transmitía seguridad al resto del equipo.
Llegados a este punto, Jaume tiene la palabra. Está en sus manos. Insisto en que disfruta de toda la confianza para ejercer su labor lo mejor que pueda. Pero ahora falta saber si, con cuatro meses por delante, Jaume es el portero titular que necesita el Valencia. Porque en esta faceta, también hay un debate abierto. El guardameta valenciano está cuestionado desde el inicio de la Liga. De hecho, en una reciente encuesta, la afición del Valencia se mostraba partidaria de que Cillessen fuera el portero titular del equipo. Y eso Jaume lo sabe. Como también ha escuchado en varios medios de comunicación que el Valencia no tiene portero titular, sino que cuenta con dos buenos suplentes. Bajo ese nivel de exigencia, podemos encontrarnos dos respuestas posibles: o la presión le sirve a Jaume como acicate para crecer y motivarse o, por el contrario, al mínimo fallo que cometa llegará una reacción en cadena muy complicada de detener.
Jaume tiene que demostrar ahora, empezando por el encuentro ante el Alavés, que la portería del Valencia está bien cubierta. Que su buena labor en el vestuario no solo pasa por ser uno de los capitanes del equipo, así como un hombre de club para lo que la entidad necesite, sino que su presencia dentro del césped también es relevante. En esto del fútbol, no solo cuenta generar popularidad a base de acudir a todos los actos que organiza la entidad. Ni posar para las fotos. La categoría se empieza a ganar desde dentro del terreno de juego. Imponiendo respeto a base de aportar tu calidad al servicio del colectivo. Y más en un puesto único como es el de guardameta.
En lo anímico, no tengo ninguna duda con Jaume. Me consta que es un tipo valiente. De los que se ha hecho a sí mismo tanto dentro como fuera de esta profesión. Y a los que les va la marcha. Es intenso en el campo y tira del carro fuera del verde. Pero todavía no acabo de verlo como titular indiscutible en la portería del Valencia. Al igual que el resto de la afición, le otorgo el beneficio de la duda. Tiene tiempo para jugar con tranquilidad, con confianza, y sin el temor de que Javi Gracia le vaya a relegar de sus funciones a la primera de cambio. Ahora está obligado a poner de su parte. A convencer a todo el mundo de que muchos nos hemos equivocado al cuestionarle. Sería la mejor noticia para un Valencia que anda huérfano de buenas nuevas.