El de Onil cierra la primera jornada del heptatlón un punto por encima de su récord de España
VALÈNCIA. Jorge Ureña, vigente subcampeón de Europa de heptatlón, se aferra a su última oportunidad de estar del 2 al 4 de marzo en Estambul defendiendo su estatus, siendo, como es, un clásico ya de los podios de esta competición. Pero le faltaba la mínima y el de Onil va lanzado a por ella en Gallur, en Madrid, donde se está celebrando el Campeonato de España. La primera jornada, después de cuatro de las siete pruebas, terminó como líder con 3.447 puntos, uno por encima de su récord de España (6.249 puntos).
El alicantino descorchó el campeonato con su mejor marca de siempre en los 60 (7.79), gasolina para una tarde redonda. Luego saltó 7,50 en el primer salto y lo dejó. No quiso arriesgar. La lesión está superada, pero aún tiene su poso en la mente de Ureña, que no termina de olvidarse de las molestias. Pero volvió a estar a un nivel muy alto en el peso (14,52) y se defendió en la altura, el mayor reto para su pie, el de batida, que protegió con una venda más psicológica que práctica.
A su sombra, jugando al atletismo, está su gran amigo Eusebio Cáceres. El gran saltador de longitud, harto de tanto cuarto puesto -ha terminado en esta posición en Juegos Olímpicos, Mundiales y Europeos-, necesitaba un invierno de desconexión, de seguir en el atletismo pero de otra manera, sin presión. Por eso dejó Madrid, regresó a Onil y se puso a rueda de Ureña y su padre, José Antonio, el entrenador de ambos, en una vuelta a sus orígenes, cuando era un excepcional atleta de combinadas, antes de dejarlas por la longitud.
Cáceres aprovechó el impulso inicial de las pruebas más favorables (6.85 en el 60 y 7.81 en la longitud) para remar en las dos siguientes (11,44 en peso y 1,87 en altura). Al final del día permanecía en el segundo puesto con 3207 puntos, más de cincuenta de ventaja sobre el tercero, Pol Ferrer (3.155).
El problema es que en la altura empezó a tener muchas molestias musculares. Cáceres no está acostumbrado a tanto tute, pero sabe que esto es un juego para él y mañana, si siente dolores amenazantes, lo dejará. La pértiga y el 1.000 no auguran un día demasiado brillante.
Los dos otros atletas de la Comunitat terminaron más atrás: Pablo Roelas es noveno y Paco Gómez, duodécimo.
En las combinadas de mujeres, en el pentatlón, no llegó la esperada resurrección de Carmen Ramos, otra atleta que lleva muchos meses con lesiones y problemas de todo tipo. La castellonense terminó sexta con 3.877 puntos, lejos de sus expectativas. La valenciana Sandra Férriz terminó en un notable noveno puesto con nueva marca personal (3.524 puntos). Y Mara Herrando, que entrena con Ramos en el grupo de Manolo Alonso, en Castellón, fue la duodécima (3.389).
Los tres valencianos que corrían en las dos semifinales de 3.000, entrenados todos ellos por José Antonio Redolat, justo en el día de su cumpleaños, lograron meterse en la final, que se celebrará el sábado por la tarde. En la primera, Abderrahman El Khayami mantuvo el control en todo momento en una carrera en la que Adel Mechaal se escapó desde el principio y llegó incluso a enganchar con el grupo en teoría perseguidos. El de Sagunto entró tercero (8:14.69) y se clasificó por puestos, igual que su compañero Enrique Herreros, que fue sexto. En la otra semifinal, el joven Miguel Chazarra, atleta sub23, entró en séptima posición y se coló en la final por tiempos (8:10.23).
Laura Castillo cumplió con creces en las series de 200. La valenciana del Safor Teika entró segunda con su mejor marca de siempre (24.48) y el premio fue una plaza en las semifinales del sábado por la tarde.