VALÈNCIA. Las judokas Ana Pérez y Julia Figueroa se mostraron felices de poder volver a entrenar en el CEAR (Centro Especializado de Alto Rendimiento) de Benimaclet (València) y reencontrarse con sus compañeros y entrenadores, aunque reconocieron que extrañan no poder hacer combates.
Tras 68 días después de confinamiento a causa de la pandemia del covid-19, Ana y Julia volvieron a pisar un tatami el pasado jueves 21 de mayo, aunque deben mantener un estricto control sanitario y de higiene, y ambas comentaron sus vivencias en unas declaraciones facilitadas por el Proyecto FER al que pertenecen.
La alicantina Ana Pérez, que el pasado año fue plata en el Grand Prix de Marrakech y en el Grand Slam de Ekaterimburgo, explicó que “todo es muy distinto. Sólo coincidimos ocho judocas en un mismo turno. Cuando llegamos, antes de acceder a la sala de entrenamiento, hemos de cambiarnos de calzado, nos toman la temperatura, nos administramos gel hidroalcohólico, venimos medio equipados de casa, nos quitamos la ropa en un borde del tatami, y nos ejercitamos con mascarilla y guantes".
"De momento, sólo hacemo trabajo físico e individual, y al concluir, a ducharnos a casa. Y entre nuestro grupo y el siguiente turno de ocho, momento de desinfectar todos los aparatos y materiales”, agregó al respecto del protocolo diseñado para entrenar en el CEAR de judo de Valencia.
Por su parte, Julia Figueroa, bronces en el Europeo de 2019 en Minsk en la categoría de -48 kg., indicó que “es evidente que extrañamos no combatir. Lo añoramos. Pero el simple reencuentro con entrenadores, compañeros y, sobre todo, con el tatami ya fue una inyección de ilusión. Ni punto de comparación con entrenarte en casa”.
Una de las instrucciones y recomendaciones más repetidas durante toda esta crisis sanitaria es la de respetar la distancia interpersonal. Algo imposible en un deporte de contacto como el judo, por lo que los deportistas de esta modalidad están a la espera de conocer cuando se podrán retomar los cuerpo a cuerpo sobre un tatami.
“Lo desconocemos. Estamos a la espera de que nos lo autoricen. Lo que sí sabemos es que, cuando se puedan recuperar los combates durante los entrenamientos, durante un tiempo deberemos ejercitarnos con la misma persona. Es decir, no podremos ir cambiando de compañero,” señaló Ana Pérez.
“Para nosotros, es vital poder recuperar la normalidad en nuestro día a día. De la misma manera que, para un nadador, es vital una piscina, para un judoca es vital tener enfrente a otro judoca”, prosiguió.
Tras el parón competitivo, el mundo del judo está a la espera de conocer la reconfiguración del proceso clasificatorio para los Juegos de Tokio. A principios de marzo, antes de la irrupción del covid-19, Julia Figueroa y Ana Pérez Box tenían su pasaporte olímpico muy encaminad, ya que la primera es quinta en el ránking de menos 48 kg.; mientras que Ana Pérez es séptima en menos de 52 kg y también acumula muchas opciones.
“Sabemos que no es nada fácil rehacer un calendario. De momento, lo único que sabemos es que han reubicado el Campeonato de Europa en Praga, previsto inicialmente a principios de mayo, en el fin de semana de 8 al 10 de noviembre. Esperemos que pueda celebrarse en ese momento. Porque, la verdad, más allá del horizonte de Tokio de dentro de 13 meses, necesitamos estímulos para mantener la tensión y la motivación”, concluyó Ana.