VALÈNCIA. En la ronda de conversaciones previas a su fichaje por el Valencia, Javi Gracia escuchó varias veces el nombre de Kang In Lee. El presidente del club, Anil Murthy, le explicó al entrenador navarro que tenían la intención de convertir al talento surcoreano en una de las banderas del club y en el gran embajador de la marca VCF en el mercado asiático, donde el jugador cuenta con millones de fans. Meriton Holdings interpreta a Kang In desde dos vertientes: talento sobre el campo y objeto de seducción para potenciales patrocinadores orientales.
Javi Gracia entendió el mensaje. El entrenador testaría al jugador en pretemporada y decidiría qué hacer con él posteriormente. En ningún momento se le impuso por parte del club que el surcoreano debía jugar siempre. La decisión era suya. Tras una pretemporada con Kang In muy visible, el jugador arrancó LaLiga con dos titularidades seguidas, ante Levante y Celta de Vigo. Ante los granota completó 71 minutos con dos asistencias de gol. Repitió en el once en Balaídos, pero sólo se mantuvo en el campo 45 minutos. Gracia lo sustituyó en el descanso después de un rifirrafe con Gayà y Wass por tirar una falta desde la frontal. Aquella decisión del técnico pareció un castigo, pero sí lo fue no ha trascendido.
Desde la segunda jornada hasta la séptima, Kang In sólo apareció en el once en la cuarta ante la Real Sociedad. En las dos últimas fechas del campeonato recuperó la titularidad para enfrentar al Getafe y al Real Madrid. Su presencia coincidió con una ligera mejora de juego y actitud del equipo, que carece de otro jugador similar, con esas habilidades, para ejercer de enganche entre el centro del campo y Maxi Gómez.
Si Kang In juega de nuevo en Mendizorroza, totalizará seis presencias en el once en nueve fechas, tres de forma consecutiva. Si continúa sumando titularidades y su talento convence a Javi Gracia, el jugador y su entorno aceptarán sentarse a negociar con el club para ampliar su vinculación contractual.
De eso se trata. El quid de la cuestión en la renovación del talento de Incheon no es económico. Kang In, una marca propia, cuenta con diferentes patrocinadores que engordan su cuenta corriente. El dinero no es el problema.
El mediapunta, identificado con el Valencia desde que con 10 años se instaló con su familia en Puçol, quiere liderar el futuro del conjunto del murciélago. Su motivación es el juego. Si juega y pertenece al bloque de jugadores importantes, renovará, si entra y sale del equipo sin tener relevancia ni continuidad, aceptará una salida siempre que la considere un impulso en su carrera. Esa es su ambición. Detrás del jugador hay clubes alemanes, franceses e ingleses, pero Kang In quiere convencer a Gracia con su juego.
La comparación con David Silva es una constante en la trayectoria del jugador. "Kang In tiene que salir cedido porque todavía no está hecho para el primer equipo", dicen numerosas voces en los últimos tres años. El club no ha gestionado bien su proyección desde que Mateu Alemany era el director general, y Kang In, sin minutos con Marcelino y con Celades, espera a ver qué sucede con él con Javi Gracia en el banquillo en las próximas semanas.
Si Gracia, que durante un tiempo lo ha alternado con Guedes porque no los considera compatibles en un equipo al que le pide trabajo, no se decide por darle el peto de titular, el club podría plantearle en enero una cesión para que jugara minutos y acabara de madurar en el campo en un equipo inferior, al estilo de lo que sucedió con Silva.
A Kang In no le importaría mancharse de barro, pero esa decisión es de club y de un director deportivo fuerte y competente que no existe. La cesión encierra otro problema: como la plantilla es corta, falta de talento y no se esperan entradas de futbolistas en enero, el club no aceptará una salida en estas condiciones porque perdería un efectivo. Otra cosa sería una venta pero, de momento, esa opción es remota para enero.
Peter Lim dictaminó en agosto que Murthy cerrara la renovación de Kang In antes del final de 2020 y que lo blindara hasta 2025. El presidente no ha sido capaz de convencer al jugador, que finaliza contrato en 2022. Si el plan era que no se repitiese un nuevo caso de fuga de talento como el de Ferran Torres, Murthy va con retraso. El jugador, con una de las fichas más bajas de la plantilla, no quiere dinero. Quiere jugar más y esa decisión es de Javi Gracia. Hoy, la renovación del surcoreano antes de que arranque 2021 es una quimera. Kang In la ha puesto en modo pausa.
La gestión de Anil Murthy con el dorsal número 10 ha sido otro despropósito. Peter Lim decidió que ese número icónico era para Kang In, pero Murthy, tras observar cómo los capitanes entendían que debía ser para Carlos Soler, desestimó la idea y dejó el diez vacante. Kang In tampoco quiso discutirle el derecho a Soler a portar el dorsal y no lo quiso coger. El coreano es ambicioso, pero respeta la jerarquía del vestuario. Otra cosa es que se lo hubiesen ofrecido y el grupo lo hubiese aceptado, pero en esas condiciones no lo quiso.
El jugador comienza a ver con recelo cómo determinadas decisiones del club como la del dorsal o los vídeos constantes lanzando faltas o mostrando sus habilidades, mayores en número que los de otros jugadores del equipo, en lugar de beneficiarle lo están perjudicando porque mucha gente lo tilda de ser "el niño mimado del dueño". Y eso al jugador le molesta.