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bombeja agustinet! / OPINIÓN

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10/09/2021 - 

VALÈNCIA. El levantinismo vive en un estado de crispación que se ha disparado con el cierre del mercado y la esperpéntica actuación de la dirección deportiva. Es obvio que un sector de la hinchada granota ha elevado el listón de la exigencia. Ya no es suficiente, como balance del inicio liguero, con ser muy superior al Cádiz (y perder dos puntos en el 97’), firmar un mal partido en Anoeta y perder 1-0, o tener contra las cuerdas al Madrid, con un palo para el 4-2, y acabar cediendo un 3-3. Tampoco ha atenuado la furia la espectacular fase previa del femenino en Champions; que el futbol-sala vaya a disputar la máxima competición europea; que Ricardo Ten haya presumido de granota en Tokyo, junto a su medalla, o que el filial se las prometa felices de la mano de Lisci. Por ejemplo.

Pese a todo, objetivamente el Llevant tiene mejor plantilla que el curso pasado, lo cual no significa gran cosa tampoco, ya que esto es fútbol y al final los resultados dependerán del estado de gracia de sus futbolistas más decisivos, como en cualquier otro equipo. Pero la sensación generalizada es de mejora, pese al cabreo, que no se ha disipado siquiera con el regreso de la parroquia granota a un Orriols espectacular.

No sé. Siempre he sido un columnista crítico. A veces incluso, cuando el viento soplaba a favor, la pelotita entraba y todo iba miel sobre hojuelas, me he sentido soberanamente solo, envuelto entre palmeros, tratando de discernir quirúrgicamente por donde podía mejorarse aún más, para fortalecernos y encajar mejor que las cosas se torcieran… y siempre se tuercen. Confieso que me sorprende el maniqueísmo en que veo envuelta a la familia blaugrana (que tanto hemos criticado siempre, por cierto, en aquel lado de la acequia).

Me crié en un hogar humilde. Quizá por ello tengo grabado a fuego aquello de llenar el granero para el invierno. En mi humilde opinión, en el fútbol y en la vida, cuando las cosas van bien hay que coger impulso y energía para hacer frente a los envites que llegarán. Igualmente, creo que no hay que perder ni una sola ocasión para disfrutar. Dia que passa, no torna. Para mí son caras de una misma moneda: ser capaz de pasarlo bien cuando la realidad te ofrece un perfil discreto; buscar lo bueno en la adversidad; ser feliz en la prosperidad, sin perder de vista que hubo malos momentos y que volverán. Enfocar nuestra pasión levantina de otra manera es ingenuo y contraproducente. 

Disfrutemos de lo mucho bueno que nos ofrece este Llevant, pilotado por Paco López y Quico Catalán, conscientes de que estamos en un gran momento de nuestra historia. Y no por eso dejemos de criticar todo aquello que entendemos que está mal y es mejorable, que es bastante tanto en lo societario como en lo deportivo. Aunque ganemos los próximos diez partidos. 

Y sobre todo no instalemos el levantinismo en un estado de crispación permanente. ¿Es justo, ecuánime, ponderado hacerlo? ¿Nos lleva a algún sitio? Necesitamos una masa crítica que fiscalice el club sin negar la mayor. La crítica discrecional, en el actual Llevant, es un sinsentido; contraproducente, además: genera pérdida de credibilidad en quien la ejerce.

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