VALÈNCIA. Conocidos los hechos de la última semana, es evidente que la bola de nieve se ha puesto en marcha y ha comenzado a rodar.
En los anteriores siete días, hemos asistido a un factor externo -la multa de FIFA al Benfica por firmar un contrato excesivamente laxo con Meriton- y que apunta a los derechos de los jugadores que Peter Lim se ha quedado como prenda si el Valencia le incumple los pagos de los préstamos que él ha otorgado -por tiempo y cantidad, usura de la buena, de la de toda la vida-. Y además le han acompañado varios factores que denotan que el valencianismo se mueve, aunque sea de manera lenta y condicionada por las excepcionales particularidades de la pandemia que vivimos.
Sin embargo, la admisión a trámite en un juzgado de la demanda de la plataforma Libertad VCF contra tres acuerdos aprobados en la última junta, y la aparición de diversos artículos a nivel internacional sobre la gestión de Lim en un club histórico como el Valencia CF son dos noticias extraordinarias. En el caso de la demanda de una de las plataformas opositoras, es evidente que el valencianismo de base se mueve. Y que aunque ahora lo veamos lejos, un día la gente volverá a las calles y a los estadios, y hay un gran núcleo de gente dispuesta a no dejar morir a su club. Un valencianismo de base activo y con ganas de recuperar el Valencia CF es una extraordinaria noticia.
Y en el caso de la prensa internacional, y sabiendo como sentó el artículo del New York Times en la cúpula rectora del club, es una evidencia que su política de vender al mundo exterior "Alicia en el país de las maravillas", cuando esto se parece bastante más a "La casa de Bernarda Alba" se empieza a caer a pedazos por más que intenten mantener "prietas las filas" ante la amenaza exterior. Las últimas trabas que se han intentado poner a quienes denuncian qué viene ocurriendo en el club desde el verano de 2019 -sean aficionados bloqueados en redes, futbolistas depurados en una absurda purga, periodistas o Agrupación de Peñas- parecen los intentos desesperados del búnker en la transición española, intentando amedrentar -con la BPS al frente- a quiénes buscaban el progreso y la libertad en la España de los 70. A más desesperación, más dureza.
Sin embargo, no soy de los que gusta pintar las cosas de color de rosa, porque en esta vida hay que ir con la verdad por delante. La bola de nieve se ha puesto en marcha y cada vez será más gorda (vienen más crisis de imagen reputacional en camino). Pero la bola va a rodar lenta y falta por ver hasta qué punto aguantan dichas andanadas quienes están hundiendo al club, o deciden retirarse. Y si decidieran retirarse (que no será de hoy para mañana, ni mucho menos) falta por saber si se irán por las buenas o por las malas. Y conociendo cómo se las gastan, me da que van a escoger la segunda opción, y que las consecuencias pueden ser terribles. La tarea de reconstruir, una vez se marchen, va ser titánica y más cercana a un milagro que a otra cosa.
Pero eso sí, la bola de nieve ha comenzado a rodar. Que no pare.