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LA CANTINA | ANÁLISIS

Ponte la mascarilla, insensato

Foto: KIKE TABERNER
5/02/2021 - 

VALÈNCIA. Esgrimen su frase como quien lanza la Espada sobre la mesa en una partida de truc. Como si, dicho eso, ya no hubiera espacio para más réplicas. "Somos la solución, no el problema", proclaman. Y, de tanto repetirlo, se lo creen.

Hablo de los runners. Que, en general, no hacen daño a nadie. Corren, cuentan lo que corren y son felices así. El problema es que se creen una especie de cuerpo de élite del Estado. Como una raza superior, para entendernos. Y yo, que llevo 35 años correteando por el río, los he visto de todos los colores. He visto corredores que convertían su cuerpo en un templo y no se bebían una cerveza en todo el año, y he visto otros que llegaba el fin de semana y se bebían y se metían lo que les pedía el cuerpo.

Así que, en cierto modo, estoy de acuerdo con ellos: una persona fuerte y saludable es menos propicia para acabar en la UCI de un hospital. El problema es que no todos son así.

Hoy estoy en la cantina con la espada desenvainada. Hace unos días me pronuncié a favor de la medida de la Generalitat de obligar a los valencianos a correr con mascarilla en los núcleos urbanos, y me saltó un jauría de runners a la yugular.

Ellos no se dan cuenta, pero suenan con el mismo tono de los negacionistas. Al parecer hay algún estudio -como imagino que habrá alguno en contra, como en todo durante esta pandemia y en la vida en general- que asegura que el número de infectados haciendo deporte es residual.

Pero mi punto de vista, sin llegar a llevarles la contraria en este estudio, es que, si es necesario ir por la calle con mascarilla, es necesario ir por el carril para corredores del río con mascarilla. Porque es más fácil que un corredor jadeante me lance a la cara las gotículas que alguien andando por la acera a seis kilómetros por hora.

Los ofendidos por mi posicionamiento me dijeron que ellos no hacían ningún daño corriendo por los montes de Soria. Y pienso lo mismo. Si alguien se va a correr por la Calderona o por los alrededores de Alberic es muy probable que no necesite llevar la cara cubierta. Y, si, en un momento dado, se cruza con alguien, es tan sencillo como llevar la mascarilla a mano y ponérsela los cinco segundos que durará el encuentro.

Pero el río no es Soria ni es Alberic. El río es, según los datos de Strava, el recorrido para corredores más transitado de España. Ya saben, 'Valencia Ciudad del Running'.

Foto: KIKE TABERNER

Y claro que es mucho más molesto correr con algo que te impide respirar a pulmón abierto. Y claro que es casi imposible hacer miles a menos de tres minutos con una mascarilla cubriendo nariz y boca. Y claro que seríamos todos mucho más felices sin un virus jodiéndonos la vida. Pero es lo que hay. Y si resulta que no puedes correr a toda pastilla por el río, lo siento mucho, pero solo tienes dos opciones: irte a hacerlo donde no haya nadie o dejar de hacerlo.

El que entiende que es normal que no se pueda correr por un lugar concurrido sin mascarilla, te escupe que por qué ellos no pueden correr libremente pero otros sí pueden fumarse un cigarrillo tan ricamente. Pues mira, estamos de acuerdo otra vez -¿tú ves?-, pero si entramos en el fango del agravio, no salimos. ¿Por qué no puedo yo tomarme una cerveza en una terracita bajo el sol primaveral este que tenemos estos días, pero luego el metro o el autobús van a tope? ¿O por qué están los hosteleros arruinados -ellos también tienen su mantra: "Si la culpa fuera nuestra, los hospitales estarían llenos de camareros"- y los suecos pueden vender sus muebles sin apenas limitaciones?

La ristra de preguntas es interminable. Y, ojo, yo también las tengo. Pero he llegado a una conclusión: España, y muchos países como España, están viviendo una situación con parámetros parecidos a los de una guerra: hospitales llenos, una vida triste y anodina y la economía cayendo en picado. Y desde ese punto de vista entiendes que lo mejor que podemos hacer, aunque correr pueda ser de las actividades más seguras del mundo, es estarnos quietecitos, molestar lo menos posible y ser muy solidarios.

A todos los corredores que están indignados porque les hacen correr con mascarilla -aunque luego te bajas al río y en realidad cada uno hace lo que le da gana- les recomiendo que se pasen por la puerta de un hospital y cuando salga un sanitario exhausto y de mala leche, le trasladen a él o a ella su queja. Igual así lo entienden.

Porque esto no va solo de morirse o contagiar de muerte a tu madre o a tu abuelo, esto va también hacer todo lo posible para no convertirse en un contagiado más, esto va de no colapsar un sistema sanitario que ya está patas arriba y que ya hace tiempo que ha dejado de rastrear cada caso porque no da abasto.

Y si no les apetece pasar por un hospital, cojan los viernes -justo hoy- y lean a Rosana Corral-Márquez en Valencia Plaza. Les ayudará a entender muchas cosas y de paso -encima tiene premio- se deleitarán con una de las mejores plumas que se van a encontrar por estos lares.

Yo también estoy harto, pero intento no molestar.

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