VALÈNCIA. Resta un encuentro para que finalice el campeonato en Segunda División, el Levante no tiene objetivos a la vista -más que el de no caer entre los peores Levantes del siglo en Segunda por puntuación- y Felipe Miñambres intensifica desde hace semanas la planificación deportiva de la próxima temporada en un escenario de categoría de plata. Habrá ventas -de hecho, debería de haberlas por valor de unos 4,5 millones de euros antes del 30 de junio-, habrá incorporaciones -‘low cost’ y a coste cero, como el pasado verano- y habrá una apuesta por la cantera que también tendrá que refrendar el próximo entrenador -Julián Calero será anunciado, salvo sorpresa y ruptura de negociaciones, la semana que viene tras el fin del torneo regular-. Lo que también habrá es intención de hacer posible el regreso a Orriols de Vicente Iborra y José Luis Morales.
El primero acaba contrato en Olympiacos, donde firmó por solo una temporada hace un año, una vez el Levante consumó su no ascenso y La Liga no permitió su continuidad. Ello a pesar de existir negociaciones y deseo expreso de club, futbolista y agente para ampliar su segunda etapa como granota con una considerable rebaja de emolumentos, a los que Iborra estaba dispuesto a renunciar respecto a lo que percibía en el Villarreal -en torno a unos 3,5 millones de euros-. En La Cerámica, el moncadense había de cumplir su último curso de contrato y, después de que La Liga no admitiese la imperativa justificación de la reducción salarial para que volviera al Ciutat, fue traspasado libre al conjunto griego con el que acaba de coronarse campeón de Conference League.
Sin embargo, y pese a ser una de las piezas más preciadas de José Luis Mendilibar en el cuadro de El Pireo, Iborra tiene claro que quiere regresar: “Es mi sueño”, dijo en Movistar + instantes después de ganar su quinto entorchado continental. “¿Que juegue en Segunda? Me da igual, quiero jugar con los míos, con mi gente, con el club que me formó y me ha dado todo y siento que es el momento de ayudar en lo que pueda”, trasladó más tarde. Una declaración de intenciones que, tal y como confirmó el propio Miñambres en Cope Valencia, ayuda. Porque ahora el Levante se enfrenta al mismo problema de un año atrás: la justificación de la reducción de su salario, obligada para que Iborra quepa en el humilde Fair Play Financiero del club. No obstante, hoy la edad del centrocampista -y también la de Morales, al que también se quiere firmar- es el billete de acceso.
Las reglas especiales que marca La Liga para el cálculo del coste del jugador en el Límite de Coste de Plantilla Deportiva permiten incorporar a un jugador de campo que esté por encima de los 36 años, al salario que se acuerde con la entidad. Es decir, el mismo escenario que en verano de 2023 tras el infausto no ascenso, pero sin el impedimento que entonces hizo fracasar la operación y obligó a Iborra a emigrar a Grecia.
La Liga deberá verificar que el regreso del futbolista, más allá de que se trate de una cuestión emocional, se debe a un deseo expreso por su parte que anule cualquier competencia de otro club por incorporarle a sus filas -entre otros baremos que se tienen en cuenta por el organismo-. Solo así, la importante reducción de salario necesaria será aceptada por La Liga. Es el mismo caso que Morales, que cumplirá 37 años este julio y también entra dentro de este ajuste. En cualquier caso, el Levante habrá de analizar lo que La Liga computa por ambos jugadores en el límite salarial para conocer si puede incorporar a uno de ellos o, por contra, puede acometer ambas operaciones.