La flaqueza de los mundialistas

VALÈNCIA. Hace no mucho tiempo, el Valencia presumía de tener a cinco jugadores disputando el Mundial. En Qatar se encontraban los elegidos Guillamón, Cavani, Yunus y Cömert. El Quinto Beatle era Racic, cedido al Braga portugués. El club se colgaba medallas por tan magnífica gestión deportiva. ¡Qué buenos somos!, se decían. ¡Tenemos con nosotros a los mejores!. Desde la cúpula de Singapur todo eran elogios hacia estos abanderados de Mestalla. No en vano, iban a disputar el torneo de máximo nivel debido a su talento futbolístico y gracias a su espectacular rendimiento en el equipo. Nadie dudaba de su calidad. Sobre todo después de golear al Betis antes del parón liguero.

Ahora, cinco meses después, nadie da un duro por el Valencia. Ni por sus cinco jugadores mundialistas. Ninguno de estos futbolistas tiene un papel relevante en el once de Baraja. Es más, su rendimiento pasa desapercibido. Diría incluso que están cuestionados por la afición. La grada no tiene ningún reparo en señalarlos con el dedo y culparlos, en gran medida, de la delicada situación del equipo. A día de hoy, Guillamón, Cavani, Yunus y Cömert transmiten flaqueza, debilidad y falta de vigor. Tanto física como mentalmente. Los mundialistas le están fallando al Valencia. Son, sin duda, una de las grandes decepciones de la temporada. 

Duele mucho que tal y como está el Valencia, pasando apuros clasificatorios y peleando por eludir el descenso, sus internacionales no cojan la bandera para liderar al equipo. Y lo que es peor, alguno incluso da muestras de rebeldía o de indolencia. Estos futbolistas no tienen justificación alguna. No me cuenten milongas. Son profesionales que han acudido a un Mundial y se supone que están preparados para asumir todo tipo de retos. Porque la calidad, por el hecho de haber estado en Qatar, se les presupone. De lo que cobran por soportar la presión, ni hablamos. 

Pero no. Ninguno de los mundialistas se ha echado el equipo a la espalda. Ojalá alguno de ellos me calle la boca ante el Celta. O en lo que resta de temporada. Si el Valencia se beneficia de ello, no les quepa duda que se lo agradeceré. Aunque lo cierto es que guardo mis reparos. En quien sí que tengo plena confianza es en los chavales. En jugadores de la cantera como Javi Guerra, Diego López o Alberto Marí, quienes aprovechan cada minuto que les brinda Baraja. Los chicos de la Escuela están coloreando la cara a los mundialistas (y a algún otro profesional como Moriba o Castillejo), cada vez que saltan al terreno de juego. Esperemos que sigan ilusionando a una afición entregada. Si es que Lim no los vende antes....