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13 de noviembre / OPINIÓN

La importancia de los referentes

21/09/2021 - 

VALÈNCIA. Las caras de Pepelu y Pablo Martínez en la celebración del gol de Morales en el Martínez Valero me representan. Por los condicionantes que fueran, la presencia de futbolistas que han crecido en casa, con ese grado de compromiso extra, invita a creer en que lo que sucedió ante el Elche (y eso que se sigue sin saborear un triunfo desde el 10 de abril en Eibar) pueda ser el principio del cambio, el punto de inflexión para dar el estirón y enderezar el camino que empezó a torcerse desde la eliminación en las históricas semifinales de la Copa del Rey. Hacía mucho tiempo que en el Levante no se veía reflejado el trabajo de la factoría con siete jugadores canteranos o que vienen del filial con minutos, esos que han crecido (en mayor o menor medida) junto a la cementera de la Ciudad Deportiva de Buñol: cinco fueron titulares (Cárdenas, Son, Pepelu, Pablo Martínez y Morales) y dos aparecieron desde el banquillo (Cantero y Roger). El modelo deportivo (no solo del Levante) debe contar con la base como alternativa real y necesaria para la supervivencia en la máxima categoría... y no solamente cuando se acumulen los problemas.

Que no es un capricho el reclamo por los que vienen de abajo, que esto no es un hablar por hablar, y más después de aquel contundente “debe importante” de la cantera del presidente Quico Catalán en el balance de la pasada temporada. Hay presente y habrá futuro si se dan oportunidades, si se cree, si se apuesta. No es una cuestión de ponerse ninguna medallita ni que tampoco sean un relleno en las convocatorias. Está claro que con 27 jugadores en dinámica de primer equipo (Cárdenas y Cantero tienen ficha de filial) es complicado, pero empieza a verse la luz. Cada rival es un mundo, cada escenario es diferente y cada encuentro está marcado por una serie de condicionantes. Ahora la duda es saber si esta vuelta de tuerca tendrá continuidad (desde hoy contra el Celta y el domingo en el Camp Nou) o si mientras se vacía la enfermería irá perdiendo impacto el efecto. Hay recorrido en la apuesta, que por supuesto tuvo fisuras que no hay que obviar, sobre todo esos problemas en la definición y el peligro intrascendente generado en las acciones a balón parado. A favor, el Levante concedió menos que otras veces, pero siguió sin mantener la portería a cero. El cuarto empate en cinco enfrentamientos dejó brotes verdes, aunque ya van 13 partidos oficiales (ocho del curso pasado y cinco del actual) sin ganar, algo que no sucedía desde la temporada 1991-92.

El reclamo con Pepelu simplemente era que tuviera la posibilidad de demostrar que está preparado para lucir el ‘8’ a la espalda. O de equivocarse y engordar de razones a los que entendían que aún no era su momento y que lo mejor era haberle buscado acomodo (otra cesión ampliando su contrato ya que acaba su vinculación en 2022) o incluso despedirse definitivamente de él. Sin Campaña, Bardhi ni Melero por lesión, la joya de Denia asumió con madurez el reto de su primera titularidad. Después de haber tenido un pie y algún dedo más del otro fuera antes del cierre del mercado (camino a Francia o Getafe), las puertas de su Levante se le han abierto (porque también se lo ha currado) y ahora no quiere salir de la rueda. Irá cogiendo galones y crecerá, estoy convencido. Y eso que su estreno de titular no fue en su posición más natural. Despliegue, rigor y trabajo en 70 minutos. La ovación que recibió contra el Rayo Vallecano cuando debutó en Liga reflejó las ganas que hay en Orriols de verlo triunfar.

La afición necesita más referentes a los que aferrarse, más nombres para lucir en la camiseta, más aliados que ayuden a Morales y Roger a ondear la bandera de ese orgullo granota que poco a poco se irá recomponiendo. Así la química volverá a ser total. Más productos de la ‘terreta’. Sin prisa, pero sin pausa y creyendo. Esa identificación ayuda además a minimizar el golpe de los malos resultados. Es que no es necesario ir tanto a golpe de talonario (ahora además es una quimera por los excesos que se arrastran en la confección deportiva) para conformar un engranaje competitivo. Porque como se vio en el Martínez Valero, hasta que aguantó la gasolina y pese a esos borrones que hay que corregir como sea porque hay que sumar de tres cuanto antes, el compromiso y la intensidad se aplauden aunque se acabe tropezando. La sensación fue muy diferente a la del 1-1 de siete días atrás.

La lucha no se negocia y ahí el Levante tiene al mejor: Morales. En las buenas y sobre todo en las malas, siempre en mi equipo. Con su salida del campo se acabaron las opciones de culminar la remontada, tocó apretar los dientes y se encendieron las alarmas porque su cara era diametralmente opuesta a la de 22 minutos antes cuando celebraba su segundo tanto de la temporada. Mano al tobillo y semblante de evidente dolor. Menos mal que el propio capitán disipó la preocupación en su comparencia a pie de campo al admitir que la torcedura que sufrió no le iba a dejar fuera de combate tres días después. En ese ejercicio de resistencia para no marcharse de vacío, me gustaron los poquitos minutos de Mustafi tras suplir a Postigo y acompañar a Vezo y Duarte. Ojalá me tape la boca definitivamente porque no he escondido que su fichaje me transmitía dudas.  

Lo del sábado fue un pequeño resquicio al que agarrarse y afrontar la visita del Celta con mejor cuerpo o, por lo menos, con un pistón menos de urgencia. Quizás también ayudó (y suena injusto) que el escenario con tantos lesionados y que el Elche iba en flecha verde daba poco margen a la ilusión. El empate fue un pasito hacia la reconstrucción de la identidad. Un proceso unido a la necesidad de redirigir una gestión que ha llevado al Levante a unos costes económicos de plantilla desproporcionados y a un riesgo con consecuencias que no se está traduciendo, de momento, en un crecimiento deportivo paralelo. Hoy toca subir un escalón y ratificar los aspectos positivos del sábado con ese primer triunfo ante un rival en peor situación clasificatoria, con solamente un punto, pero que ha ganado en seis de los nueve precedentes en la máxima categoría. Un cara a cara marcado por el desgaste en el Martínez Valero (Malsa se ha unido a la enfermería y cederá su puesto de titular) y la siguiente ‘batalla’ del domingo en el Camp Nou.  

Una victoria cambiaría el discurso y se pasaría de frenar un arranque sin alegrías a haber sumado solamente una derrota (en San Sebastián) en seis duelos ligueros. No perdamos el enfoque si se vuelve a las andadas ni tampoco si el equipo muestra su mejor versión y obtiene el primer +3 del curso. La clave está en encontrar el equilibrio (está costando) y la pelotita, como siempre, acabará dictando sentencia. Tengo curiosidad por ver qué sucederá en la portería. ¿Seguirá la rotación y volverá Aitor Fernández? ¿Se mantendrá Cárdenas entre palos? ¿Quién es el guardameta titular para Paco López? Bendito debate. Con el paso de las jornadas lo comprobaremos. Creo que Aitor es el ‘1’ (y no solamente por el nuevo dorsal), pero Dani también merece sentirse importante.

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