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PLAZA REDONDA / OPINIÓN

La magia del fútbol siempre golea a los terribles fracasos

10/12/2022 - 

VALÈNCIA. Este deporte es la bomba. Te desborda el cerebro de tanta magia como arrastra y consigue que en los malos tiempos sigas enamorado de él. Tenemos dos ejemplos claros y contundentes con la selección española y el Valencia CF como grandes protagonistas. Uno, la selección, nos llenó los ojos de lágrimas de alegría tras ganar el Mundial en Sudáfrica y el otro, nuestro Valencia, nos hizo disfrutar a lo bestia ganando alguna Liga y llegando por dos veces en muy poco tiempo a la final de la Liga de Campeones. Los dos, España y el Valencia, pueden hablar de un pasado apasionante y triunfante. Y los dos. España y el Valencia, nos demuestran a todos que el amor por este deporte, la fidelidad y simpatía, también te arrebata el corazón de una forma casi permanente.

DE TUZÓN A LIM

Tengo en la cabeza a la vez ese Valencia de Arturo Tuzón que nos robó el corazón cuando descendió a segunda división. El valencianismo explotó su amor por esos colores a lo bestia con ese descenso y el regreso del Valencia a la élite, con una gran gestión al margen del apoyo del personal, se produjo casi de forma inimaginable. Un sentimiento impresionante se hizo paso en el corazón de la gente mucho más allá de los teóricos triunfos que tardaron en llegar. Ahora todo es distinto en cuanto al mandato del club. No está don Arturo, tampoco un querido Jaume Ortí, y las llaves del coliseo de Mestalla solo anidan en el bolsillo de un señor que no siente la fuerza ni tiene el cariño de ese murciélago del escudo que anida en el alma de todo valencianista que se precia. Ahora bien, con Tuzón entonces y ahora con Lim, sí existe algo que no se negocia y que trasciende mucho mas allá que el buen caminar del equipo. Una Sociedad Anónima puede pertenecer a quién sea. Pero la fidelidad y el amor eterno hacia un club de fútbol no se compra ni con dinero ni con triunfos. Trasciende mucho más allá de todo eso. Querer al Valencia es ser un amante perfecto en las buenas y en las malas. Y yo no sé ustedes. Pero yo si estoy enamorado de mi Valencia para toda la vida y mande quien mande.

Y LA SELECCIÓN

Con la selección española sucede algo parecido. Nos cabreamos, criticamos, tomamos partido por este o aquel, pero casi todo el mundo es fiel de corazón al andar del combinado español. Y en su caso vivimos la magnífica hazaña de ganar un Mundial hace muy poquito años -recuerden ese golazo de Iniesta en la final de Sudáfrica que nos otorgó el título de campeones- del mundo- y ahora, ahora y casi siempre, el personal siente la misma pasión por una selección que es abonada al fracaso. Hemos fracasado a lo bestia en Catar y hemos fracasado a lo bestia en casi todos los mundiales en los que nos hemos clasificado para disputarlos.

GANA SIEMPRE EL FÚTBOL

Y lo canalla de la realidad del fútbol nos ofrece en estos momentos a un Valencia a la deriva deportivamente y como sociedad y a una selección española que regresa de nuevo a la tristeza de su pobre realidad. Ahora bien, con todo y con eso, yo me quedo con la magia que siempre acompaña a los que amamos este deporte. El fútbol lo inunda todo de pasión y sentimientos. Y si encima ganaras ya sería la leche. Por eso ya pueden venir Peter Lim, Luis Enrique o quien sea. La magia del fútbol siempre anidará amante y fiel en el corazón de miles de aficionados y eso no se compra solo con dinero o triunfos. Este deporte, a estas alturas de siglo, lo inunda todo de una forma formidable. Yo estoy absolutamente enamorado de él. Y si encima ganáramos alguna vez... ya sería la bomba.

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