VALÈNCIA. El modelo Meriton no funciona y ha quedado demostrado. Peter Lim se aferró a un mecanismo que acabó cayendo por su propio peso. En el proceso aparecieron varios factores que aceleraron la caída. Eso es una evidencia que no se puede discutir. No obstante, más allá de que el objetivo de la propiedad haya caído en saco roto, no comparto determinadas afirmaciones que hablan de un pasado idílico en el que todo funcionaba correctamente ya que Peter Lim no estaba en el 'ajo'. Lo siento, pero eso no es cierto. Escucho, leo y veo que Meriton se ha cargado dos proyectos deportivos que funcionaban a las mil maravillas hasta que quiso meter mano. No es así. En el caso de Marcelino y Mateu es evidente que el error fue descomunal porque eran dos figuras de fútbol que tenían la credibilidad de todo el grupo. No hacerlo sería de necios.
Sin embargo, la primera temporada de Meriton en el Valencia no me parece así. Eso de la independencia de la dirección deportiva en aquel momento me parece un chiste. Rufete no fue el actor principal de esa plantilla. Ni mucho menos. Había libertad, pero muy restringida. Me explico. El entrenador iba a ser Pizzi y fue Nuno. Antes de aquello, cuando todo no estaba definido, el Valencia fichó a De Paul por 4,8 millones. Otamendi fichó en enero con Rufete, pero Mendes tuvo algo que ver en la jugada.
En verano, llegaron Rodrigo Moreno, André Gomes, Filipe Augusto y en invierno Enzo Pérez. Mientras tanto, Rufete trajo a Lucas Orban, Yoel, Zuculini y Mustafi, que sin duda fue el gran acierto. Aunque lo mejor del alemán fue venderlo por 40 millones al Arsenal. De las mejores operaciones de la historia. Una inversión de 70 contra 13,5 millones. Volviendo al tema, el peso de las operaciones gordas estaban a cargo de Meriton. Bueno, queda el caso de Negredo. Para unos fue cosa de Rufete y en otras ocasiones se une a Doyen como uno de los aliados de Mendes. Lo desconozco, aunque me inclino más por lo segundo.
En esa temporada de éxitos, todo se rompió por la ambición de la propiedad. Eso es una realidad. Se perdió estabilidad y Meriton al mando fue una hecatombe. Entonces llegó Suso García Pitarch y luego Alexanco. El modelo fue muy similar al de la primera temporada. Las grandes inversiones: Garay, Nani o la cesión de Mangala. El director deportivo completó con operaciones de poco riesgo como Medrán, Mario Suárez, Munir o Montoya. El resultado fue bochornoso. Pero el modelo seguía la ruta de la primera temporada.
Con Mateu y Marcelino es cierto que la estrategia cambió. La política de fichajes se sustentó en sus decisiones y la figura de Mendes era un apoyo para encontrar soluciones como la venta de Joao Cancelo o la cesión de Guedes. Con el club al alza, se volvió al plan inicial: decidir en las grandes operaciones y prescindir de Mateu y Marcelino. En definitiva, no creamos que en la primera temporada había un proyecto estable y definido basado exclusivamente en los criterios deportivos porque no es así. Lo malo es que estamos todavía peor que en aquel momento.