La deportista del Proyecto FER tiene todavía dos años para prepararse y su objetivo más próximo es disputar alguna final en el campeonato de Europa absoluto de este verano para el que espera clasificarse
VALÈNCIA. Ana María Martínez (06/04/1999, Valencia) es una de esas deportistas a las que no puedes sino admirar. La natación empezó siendo su pasión desde que tiene uso de razón y, años más tarde, un problema de salud no le impidió que siguiera siéndolo en la disciplina adaptada. La joven valenciana, internacional en natación, ha reinado en las piscinas de España y el continente y este año luchará para clasificarse para una final en el campeonato de Europa absoluto de Dublín. Su máximo sueño: participar en unos Juegos Paralímpicos.
La nadadora del Proyecto FER cuenta a Plazadeportiva.com su historia de superación. “Empecé a nadar a los 3 años, y fue a los 6, cuando mi monitor me dijo que tenia nivel y que me buscara un club para entrenar a mayor rendimiento y que si quería empezase a competir. Empecé a ganar mis primeras medallas autonómicas y a hacer viajes con mis compañeros. Con 9 años me detectan un problema de salud y, tras ser intervenida quirúrgicamente, me quedaron secuelas físicas que me impedían progresar en la natación convencional. Después de la operación quería seguir compitiendo porque es lo que me gusta y me dieron la opción de probar en la natación adaptada. Así que empecé a entrenar de nuevo a nivel de competición hasta llegar a mi primer campeonato de España y conseguir objetivos que nunca había pensado lograr tras la operación. Fueron dos años apartada de las piscinas”.
Esta vivencia fue una auténtica lección de vida para Anna. Una fortaleza física y mental digna de envidiar. "He aprendido y valorado cosas que antes eran inexistentes y ahora forman parte de mi vida, ves cosas que te hacen valorar lo que tu tienes y que aunque a veces pienses que se ha acabado todo, en realidad siempre hay otra oportunidad para conseguir objetivos. Por eso digo que nunca hay que rendirse y luchar por lo que uno quiere”.
Ese luchar por lo que uno quiere implica hacer numerosos sacrificios, una palabra que la nadadora tiene en su vocabulario como sinónimo de rutina. “Lo mas duro para mi son los entrenamientos, el ir a entrenar todos los días incluyendo fines de semana”. Más duro todavía, teniendo en cuenta que Ana tiene también que cumplir en la Universidad. “Hay que ser muy fuerte mentalmente para llevar un ritmo correcto tanto en lo docente como en el aspecto deportivo. Actualmente curso el grado de enfermería en la universidad de la Fe y ha sido duro llevar estos últimos años ambas disciplinas en paralelo sin abandonar ninguna de ellas”.
Puede que su vida no sea como la de cualquier persona de 18 años, pero Ana no cambiaría nada de ella. “Hay que dejar cosas al margen, como salir de fiesta, quedar con los amigos. Obviamente sales y quedas con amigos pero no todo lo que te gustaría. Tampoco es algo que echo de menos, porque al final tus amigos son tus compañeros de natación del día a día y, al igual que tú, ellos también se sacrifican para alcanzar sus metas. Eso hace que nos entendamos y formemos un gran equipo y una familia”.
Poder entrar en enfermería le supuso no cumplir alguno de los objetivos que se había planteado para el 2017. “Fue un año duro porque fue el año de selectivo, y la verdad estuve un poco agobiada con los estudios, tuve que priorizar horas de estudio a horas de entrenamiento. Aun así, pude ir a un campeonato de España y conseguir buenos resultados”. Afortunadamente, una vez pasadas las Pruebas de Acceso a la Universidad, “la selección nacional me convocó a unos juegos mundiales en Portugal. Me puse manos a la obra otra vez y conseguí 5 marcas personales, 5 medallas de oro (50 y 100 espalda, 50 y 100 libres y 50 braza) y una medalla de plata en 100 braza”.
En estos 15 años desde que empezara a dar sus primeros chapoteos hay dos momentos que Ana guarda con especial recuerdo. “El primero fue mi primer campeonato de España donde conseguí mi primera medalla de oro y fue importante, me volví a sentir nadadora. Había recuperado las sensaciones que había perdido con la operación, pensaba que no iba a poder volver a llegar lejos en la natación. El segundo fue “cuando me llevaron a mi primera competición internacional donde conseguí dos oros en mis dos mejores pruebas, me dio la energía que necesitaba para esforzarme aún más en los entrenamientos y saber que quería dedicarme a esto mas de lo que ya sentía”.
Ahora la valenciana mira ya hacia el próximo logro que adjudicarse a su cuenta. “Mi próximo reto es conseguir una mínima para ir al campeonato de Europa absoluto de este verano que se celebra en Dublín, y si eso es posible, me gustaría poder clasificarme para una final”. Aunque lo que espera conseguir con mayor ilusión sería “llegar a unas Paralimpiadas” y empieza a mirar a las próximas que se disputarán en 2020. “Sé que para ese objetivo se necesitan muchas horas de entrenamiento, esfuerzo y dedicación. Estoy dispuesta a dar todo lo necesario. Aún quedan dos años y pueden pasar muchas cosas, pero como objetivo, ese sería el principal”. No en vano, las máximas referencias de Ana en la natación son Michael Phelps y Mireia Belmonte.
No hay reto que se le resista y siempre hay alguien que te ayuda para conseguirlo. En el caso de Ana está el Proyecto FER. “La ayuda económica es fundamental. Las equipaciones son caras y son muchos los viajes y hoteles que hay que pagar para poder competir. Pero FER no es sólo eso, es un apoyo moral, es saber que hay un equipo detrás que se preocupa por ti, por saber como estás, por saber cuál es tu próxima competición. Es un equipo que sientes que está contigo, que te ayuda, que te da algo más que el deporte en sí. Es gente maravillosa, y conocen bien al deportista. Siempre estaremos agradecidos a las posibilidades que nos brindan año tras año”.