La permanencia

VALÈNCIA. Ayer hizo cuatro años de la salida de Marcelino García Toral del Valencia CF. Y si me apuran, quizá la salida del entrenador era lo de menos. El problema era lo que ello significaba, el tipo de gestión al que volvía el club tras dos años de semi calma (con Lim nunca hay paz absoluta). Porque tras Marcelino, saldría Mateu Alemany (el arquitecto de aquel proyecto), y porque el encargado de sustituirle fue Anil Murthy. Ahí dejó bien claro el propietario aquello que no quería, un buen equipo.

Recuerdo que meses más tarde un peso pesado del vestuario que ese verano esquilmaron (regalando a Parejo o malvendiendo a Coquelin y a Ferran Torres) me dijo con pesar: "el problema en este club es que se marchan los que se tenían que quedar, y los que deberían irse son los que se quedan". 

La sentencia fue profética a más no poder. Pese a la propaganda institucional difundida por múltiples canales de centrarlo todo en Marcelino cuando las críticas apuntaban al modelo de gestión -lo de las "viudas" y memeces por el estilo-, la realidad es muy terca y ha acabado por poner los hechos en su justa perspectiva y a cada uno en su sitio (del papelón de los que hablaban de Celades como la mezcla de Rinus Michels, José Mourinho, Jurgen Klopp y Pep Guardiola, ya nos ocuparemos otro día).

El tiempo y la gestión de Lim nos han llevado a este desolador panorama actual. El Valencia ha pasado de ser un equipo que jugaba Champions y que levantó un título, a ser un equipo sumido en la más absoluta vulgaridad y que navega hacia el abismo. Asumir públicamente a través del NODO de Layhoon que el objetivo es la permanencia, es a partes iguales irritante, sórdido, terrible, triste e inquietante.

De lo que significaba el proyecto de 2019, y lo que pudo haber significado aquella Copa del Rey, nos encontramos con la realidad actual en el club de las 1.000 mentiras: la insumisión de Marcelino, el COVID, y ahora toca la milonga de la sostenibilidad para intentar justificar la mayor catástrofe en los 103 años de historia del club: Peter Lim.

Por cierto, que alguien debería revisar los discursos del NODO. Cuando Lay Hoon dijo el pasado martes a la cámara aquello de "La principal preocupación de Peter Lim respecto al Club es siempre la sostenibilidad" habría que decirle que eso ya lo buscaba Manolo Llorente y además el club jugaba en Europa todos los años. Para eso, no hacía ni puñetera falta que vinieran ellos. Porque además, hay una evidencia tras esa frase, si un multimillonario compra un equipo y no viene a ponerlos cuando más falta hace ¿A qué ha venido? La respuesta es sencilla, si no ha venido a ponerlos... 

Así que la permanencia más que un objetivo es un problema. La permanencia de Lim como propietario, la permanencia de Layhoon como presidenta (como antes lo fue la permanencia de Anil Murthy y todo su comando etílico), la permanencia de Solís, de Miguel Ángel García Pérez-Roldán, de Inma Ibáñez, la permanencia de tanto incompetente ahí dentro en puestos ejecutivos bajo el viejo axioma del "dame pan y dime tonto". 

Definitivamente la permanencia del equipo en primera división es un triste objetivo, la de Meriton en el club un drama absoluto. El problema en este club es que se marchan los que se tenían que quedar, y los que deberían irse son los que se quedan.