VALÈNCIA. En el tambor del revólver de entrenadores de Meriton Holdings, Peter Lim ha vuelto a poner una sola bala. Luego girará el cilindro, sin saber dónde quedó el proyectil, colocará el cañón en la sien del equipo y presionará el gatillo. Si después del clic del gatillo la bala sale por el cañón, el club se marchará a segunda división, si sigue alojada en el tambor la jugada, donde arriesga la vida de un club centenario, le habrá salido bien. A Lim le gusta este juego, pero la pistola jamás apunta a su cabeza. Y eso es hacer trampa.
La bala tiene nombre. Se llama Rubén Baraja. Es el décimo técnico escogido por Lim, otro candidato para la picadora de entrenadores, marca Meriton Holdings. Con Baraja llega Carlos Marchena. Dos tipos secos que marcan distancia si no cogen confianza. Los dos serán agrios y ásperos en el trato con el futbolista cuando el momento del curso lo requiera.
El jueves miraron a los ojitos a la plantilla a ver que detectaban. Buscan compromiso y responsabilidad. Su trabajo no va a ser fácil. Llegan a una plantilla de púberes que ya ha metido los tobillos en el fangal del descenso donde un líder como Gayà, está frustrado, y otro como Paulista, ha perdido el foco está temporada. La gestión de grupo va a ocuparles muchas horas de trabajo. "Saber más que yo va a ser complicado porque las he vivido de todos los colores. A mí no me van a engañar, yo sé por dónde van a salir, por dónde van a ir, cuáles son sus actitudes porqué uno está enfadado o porqué no lo está..." comentó el 'Pipo' con Paco Polit hace unas fechas en Veus FC, el programa de cultura de club -el único que hay- que emite 99.9 Plaza Radio. Así explicaba Baraja cómo afrontaba su primera charla con un grupo. Más o menos así debió ser la del jueves.
Me imagino a Peter Lim con un gesto de desdén, como el de cualquier emperador romano flatulento y aburrido, validar el cambio de Gattuso por Voro y luego el de este por Baraja. El amo solo tenía interés en el italiano, los otros dos movimientos le son indiferentes, porque cuando se aburre de su juguete lo devuelve a su caja y a su lugar en el desván junto al árbol de Navidad o deja que jueguen con él un ratito Layhoon y Corona.
Y en la ciudad, en la delegación de gobierno de Meriton Holdings en València, Layhoon y Corona han pasado en 15 de días de utilizar a Voro, más por superstición que por argumentos técnicos, a manosear el doblete fichando a Baraja y Marchena, como si el peso de su pasado, como futbolistas legendarios, fuese garantía de su éxito como entrenadores sin experiencia en la élite al frente de un equipo confuso y desnortado, que tirita de miedo ante el frente frío del descenso.
La ruleta rusa de Meriton está en marcha. Ya gira el cilindro. Se acerca el clic del gatillo. Recemos para que la bala se quede en el tambor.