La serpiente brasileña 

VALÈNCIA. La serpiente brasileña. Eso es lo que me transmite Marcos André sobre el césped. Escurridizo, con imprecisiones pero que cuando te descuidas te puede pegar un picotazo letal. Lo fue ante el Athletic con un empate valioso y lo volvió a ser el pasado sábado ante el Mallorca. No se puede negar que no es el mejor delantero de la historia del Valencia. Tampoco de la reciente. Pero la realidad es que nos estamos conformando con muy poco para jugar en el ataque valencianista. Un delantero lo que tiene que hacer es ser decisivo en los goles. Si no puede marcar, que sea determinante asistiendo o participando en la jugada. 

Para los pocos minutos que lleva, creo que la 'Serpiente brasileña' tiene una semana propicia para que Bordalás siente a Maxi Gómez. El encuentro ante el Real Betis y en Mestalla contra el Villarreal es una buena piedra de toque para que Marcos André vaya cogiendo forma en el engranaje del técnico. Más que nada porque la titularidad de Maxi Gómez no se sostiente. Al menos para mí. Ganar balones lejos del área, pelear con defensas y luego no estar en posiciones de remate o no sumar goles jamás puede ser suficiente para ser el '9' del Valencia. 

Además, el partido de Mallorca es el claro reflejo de que algo no funciona con Maxi Gómez. Lejos del área nunca ha sido dañino para el rival. Tiene que estar cerca de portería para marcar la diferencia. Sin embargo, con un 0-2 abajo y con un Mallorca que se iba a meter atrás para matar al contragolpe, Bordalás lo quitó y metió a Marcos André. El crédito de la 'Lavadora Uruguaya' -así lo apodan algunos aficionados en redes- está agotado para un sector del valencianismo. 

Si la fortaleza de Maxi es el juego aéreo, la entrada del brasileño hizo que el Valencia no lo extrañase. Estuvo dinámico, activo, con buena actitud y poderoso en esa faceta. Tuvo peligro en los centros laterales con un cabezazo al palo y una asistencia decisiva para Gayà. Ha llegado su momento, aunque Bordalás diga que no crea en las rotaciones. Quizá debería convertirse en muestra de confianza tras la dura insistencia que tuvo el técnico alicantino en su fichaje. De hecho, Marcos André fue la operación más cara del pasado verano.