VALÈNCIA. Que ilusión nos daba en los comienzos futbolísticos de mi época cuando nos teníamos que desplazar a jugar como visitantes a localidades no muy lejanas pero a las que andando era difícil de llegar. Pocos padres tenían vehículo propio y los clubs ponían a disposición de los jugadores unas furgonetas DKW donde nos subíamos entre siete u ocho en la parte trasera, sin asientos. A veces se tenían que hacer dos viajes y otras veces había dos furgonetas para llevar el grueso de la "expedición". Por cierto eran equipos donde los jugadores no pagábamos por jugar. ¿Parece raro verdad? Hoy en la mayoría de escuelas hay que abonar las cuotas.
Conforme subías de categoría, en los desplazamientos, aparecía el autobús. Ya te sentías más importante. Ya veías los grupos de más afinidad en el equipo, unos preferían la parte delantera, otros la trasera, poco a poco cada uno iba delimitando su espacio en ese amplio habitáculo. El autobús también era importante en ese primer viaje de fin de curso en el colegio. Esos padres despidiendo a sus hijos desde la acera y ellos devolviendo el saludo con la mano detrás del cristal, mientras presumían unas horas o unos días de libertad sin el control parental.
Recuerdo también la importancia del autobús en las llegadas al campo antes de los partidos importantes y, sobre todo, tras la consecución de un título con las calles repletas de aficionados vitoreando a los jugadores, técnicos y presidentes. Que vivencias también para el autobús si tuviera corazón. Ese corazón que le ponía el gran Cristóbal, que era el conductor que nos llevó con el Valencia por toda España y por el extranjero.
Llevo días observando como se está elogiando el juego defensivo de muchos equipos. Un juego defensivo que se caracteriza por aglutinar el mayor número de hombres delante del portero, debidamente escalonados eso sí, con la única intención de que la portería quede a cero. No hay más plan. Si no se llega a la portería adversaria no pasa nada. Si el espectador se aburre como una ostra no pasa nada. Portería a cero. He oído decir a algún jugador internacional con España que si se valora el juego ofensivo no es descabellado valorar el juego defensivo. Pero como se puede decir eso. Claro que hay que valorarlo. Pero cuando ese juego defensivo tiene la intención de conseguir el balón para lanzarse al ataque. Como se va a valorar igual intentar crear juego, buscar espacios y crear situaciones de gol que meterse todos atrás y despejar el balón como si estuviéramos jugando en regional.
El Valencia de Bordalás ha conseguido en las últimas jornadas el cero en la portería a costa de ser prácticamente invisibles en ataque. Alguna jugada de contraataque, alguna jugada de estrategia y poco más. Vimos en el partido de Champions del martes entre el Atlético de Madrid ante el Manchester City a un equipo que tácticamente jugó con un portero, cinco defensas y cinco centrocampistas. Un 1-5-5. Con Joao Félix y Griezman defendiendo en las bandas. Jugadores de calidad que pasan totalmente desapercibidos porque les encargan misiones contrarias a sus cualidades. Pasan a ser jugadores vulgares. Y existen muchos más equipos en los que la máxima está siendo la del cero en portería.
Considero que el cero en la portería es algo que hay que buscar. Pero la manera de buscarlo no debería ser la de todos atrás y al pelotazo sin ton ni son. El Milán de Arrigo Sacci también buscaba el cero en portería, pero la línea defensiva estaba adelantada y el objetivo era buscar el gol en la portería contraria. Lo que ocurre es que ese trabajo es más difícil verdad. ¿Ustedes no prefieren la plasticidad de juego que ofreció el Villarreal ante el Bayern de Múnich? Pero claro, es más fácil lo que algunos equipos italianos hacían hace tiempo. El famoso catenaccio. Traducido al castellano, que comprendemos todos, se trataba de poner el autobús delante de la portería para tratar de evitar que te marquen goles.
Qué quieren que les diga. No me acaba de gustar este fútbol ramplón, no me gusta poner un autobús lleno de jugadores para que me hagan de portero. No me gusta ese autobús. Prefiero la DKW, el autobús del colegio o el autobús del Valencia entrando por las calles de Valencia celebrando un título.