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OPINIÓN / 13 de noviembre

La teoría de la bipolaridad

20/09/2019 - 

Seis puntos de doce son un botín suculento. Una realidad con mejores resultados que sensaciones. Cuatro partidos con esquemas diferentes, lecturas con luces y sombras, y momentos de desesperación y desenfreno prácticamente a partes iguales. Todavía Paco López no ha encontrado la fórmula de la felicidad plena. El último duelo en la capital mostró esa doble personalidad. Ni hay que ser pesimistas y lanzar pestes por un dibujo que fue el mismo que en la histórica victoria de la 18/19 ni tampoco aferrarse únicamente a la reacción en un Bernabéu que acabó pidiendo la hora. En el equilibrio está la virtud. No hay que pasar por alto ninguna de las dos caras que convierten al Levante, de momento, en un equipo bipolar. Ahí están y hay que convivir con este escenario antagónico. Lo bueno de esa dualidad es que los volantazos sobre la marcha han permitido casi siempre enmendar el entuerto o por lo menos evitar males mayores.

No existe una necesidad de encontrar un once tipo, no se trata de eso, porque además ha quedado a las claras que hay variantes suficientes para mover piezas cada semana si el cuerpo técnico de Paco lo considera oportuno, sino de enterrar las idas y venidas y esa sensación de ruleta rusa, que ya no es tan constante como el curso pasado, pero cuando se reproduce chirría bastante. También está claro que hay un rival delante y el de la última jornada era uno de los más poderosos. El espectador disfruta, pero el aficionado levantinista se muerde las uñas. “Nos ha costado mucho con balón. Nos duraba poco y estábamos muy estáticos ante un equipo inspirado, acertado y letal. Cuando el equipo ha tenido atrevimiento nos hemos encontrado más cómodos. Estando mucho tiempo defendiendo lo pasamos mal y sin la pelota sufrimos. En la segunda parte hemos sido más reconocibles con balón”, desgranaba Paco López en la sala de prensa del Bernabéu como una de las claves de ese cúmulo de sensaciones muchas veces contradictorias.

Con el esférico, el Levante es reconocible y la dupla Campaña-Rochina emerge como si estuviera en el patio del colegio haciendo de las suyas. Cuando en la línea de creación aparecen nubarrones, aumentan las imprecisiones y se suceden las pérdidas, la versión granota es la distorsionada, a merced del rival, encomendándose a un colosal Aitor Fernández y cruzando los dedos para que la herida escueza lo justo y aún quede tiempo para la reacción a lo ‘Jumanji’. Paco pidió en Madrid a sus jugadores que salieran en la segunda parte como si el partido fuese 0-0. Eso, el amor propio y el miedo a volver a casa con una humillación como aquella en Copa del Rey en la víspera de Nochebuena de 2010 hicieron el resto. Porque este vestuario tiene claro que rendirse está prohibido. Dibujos al margen, lo que hay que exigirle a esta plantilla es que compita y, aunque a ‘bofetadas’ cuando muestra su ‘cara B’, lo está cumpliendo. Por esfuerzo, trabajo y esa capacidad de no bajar los brazos nunca, incluso con un 3-0 en contra, este equipo tiene mucho margen de mejora.

Campaña, Morales y el esquema

Del 4-4-2 con rombo y sin bandas en Mendizorroza, al 4-3-3 frente al Villarreal, de ahí a una doble punta en el 2-0 a los pucelanos, ahora sí con extremos (solamente uno natural, Morales), hasta llegar al 3-5-2 de la derrota ante el Madrid. El resultadismo, sobre todo por el pleno de puntos en casa, está aparcando el debate de cuál es el esquema más acertado para una plantilla que ha aumentado sus recursos. Aitor, Vezo, Postigo, Campaña y Vukcevic son los únicos que han sido titulares en los cuatro partidos, con pleno de minutos (360) salvo el centrocampista montenegrino. Con los fichajes en rodaje y con aportaciones aún sin continuidad (Sergio León le marcó al Valladolid y luego no tuvo minutos en el Bernabéu o Melero vio puerta ante los blancos tras desaparecer después de ser titular en Vitoria), los que ya estaban deben adquirir más protagonismo si cabe, sobre todo Campaña y Morales. Son la piedra filosofal del esquema. Los que pueden sentirse con la etiqueta de ‘indiscutibles’ (junto a Vezo). La mejor versión de ambos llegará. Todavía andan ‘despistadillos’. No están cómodos. Hay que exigirles más, sobre todo al ‘Metrónomo’ sevillano, el jugador mejor pagado de la actual plantilla, y cuya renovación ha condicionado un proyecto que sobre la bocina se repuso al yugo del fair-play financiero que estuvo a punto de dejar a Radoja sin ficha. Campaña no es el mismo desde que se evaporó su traspaso. Recuperar su mejor versión es una de las prioridades de cara a esta trilogía de partidos en siete días.

El efecto Ciutat contra el Eibar

Son dos triunfos seguidos en un Ciutat que ha cumplido 50 años, donde muy poquitos rivales van a rascar puntos, pero todavía este equipo no ha demostrado de qué es realmente capaz. ¿Qué Levante saldrá a escena ante el Eibar de Mendilibar? Son cuatro precedentes ante los armeros en casa, con dos victorias y dos empates (ambos 2-2). El del curso pasado fue increíble. Por dos veces, los granotas se adelantaron, perdonaron y acabaron cediendo dos puntos por un despropósito de Luna. Aún es pronto, pero supondría un golpe de autoridad poder dejar al conjunto vasco a ocho puntos de distancia (9 contra 1) si el Ciutat sigue celebrando de tres en tres. Habrá otra vuelta de tuerca. De los brotes verdes, los cuatro delanteros ya han visto puerta. Roger, desde el banquillo, firmó un doblete contra el Villarreal, Sergio León (también arrancando de suplente) desatascó el entramado del Valladolid y Morales sentenció, y en el Bernabéu, Borja Mayoral, sin cláusula del miedo, hizo soñar con una remontada hasta el paradón de Courtois a Vezo. Ya lleva dos cabezazos el portugués que han obligado a hacer volar al guardameta rival; el primero, el de Pacheco en Vitoria.

2022 veces Paco López

“Estamos en camino”, reconocía Paco cuando se le cuestionaba sobre su renovación antes de cerrarse un mercado de entradas y salidas que le arrebató el sueño. Su negociación se ha cocinado a fuego lento, no ha acaparado tantos titulares, pero ahora, ya sin el yugo de la restricción económica que ha marcado los tiempos este verano, irrumpe en el primer plano, aunque jamás había desaparecido de la hoja de prioridades de Quico Catalán. Nunca un entrenador ha tenido en Orriols tanta química con el presidente. Mientras que con Tito se generó un sainete impropio (por unos y otros) de un club que ha cumplido 110 años, la figura del míster no ha estado cuestionada y eso que en el Derbi de Mestalla hubo voces críticas. Antes del nombramiento de la actual área deportiva de Manolo Salvador “sin unas jerarquías definidas”, ambos se echaron la planificación a sus espaldas, la de una plantilla con excedente de equipaje. Hay Paco López para rato, para convertirse en leyenda y enterrar los registros de dos antecesores que dejaron huella: Luis García y Juan Ignacio. Su contrato expira el próximo 30 de junio. Aunque restan detalles por pulir, hay un entente inminente para que siga hasta 2022.

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