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opinión

La trampa

3/09/2019 - 

VALÈNCIA. Me sabe muy mal por Rodrigo, pero ha intentado irse dos veces del Valencia CF y no ha podido. Con el agravante de tener que esperar hasta el último día de mercado para saber qué hacer con su vida. Y la pregunta era saber por qué ha querido irse, por qué tiene esa intención de marcharse de un club que lo ha tratado siempre como a un monarca, a pesar de que su corona no es legítima y no ha sido tan determinante en los cincos años que está aquí. Yo me alegro de que se quede, pero a ver si esta vez lo hace centradito, que el año pasado no despertó hasta pasado diciembre. Y que recuerde que es capitán de este equipo, que a veces se le olvida cuando debe tener algún gesto con la grada que le corea cada vez que juega.

Sus motivos tendrá, digo yo, para seguir pendiente de esa llama de la esperanza de fichar por otros clubes y no parece que sea por una cuestión de dinero, sino de equilibrio emocional ¿no se siente reconocido? ¿no cree que aquí pueda luchar por ganar títulos? No, creo sinceramente que le asquea todo esa caldo podrido que a veces se remueve en los posos del club, donde todo se vuelve resbaladizo hasta tal punto que se torna repulsivo. A lo mejor Rodrigo solo ejemplifica una sensación que tenemos todos de que no pueden ser estas dinámicas de club, porque la mente no se centra en el fútbol sino en lo que sediciosamente nos despista en esta encrucijada de asaltados entre las malezas de los despachos. Quizá Rodrigo solo quiere irse porque está cansado de que en el Valencia CF haya terremotos cada dos por tres por cualquier tontería, o que los egos sean alargadas sombras que todo lo eclipsan y lo tergiversan. A lo mejor por eso quiere marcharse y no por una cuestión de dinero o de caché o de prestigio. Y que él también piense otra cosa: Rodrigo juega en la selección porque el Valencia CF tuvo toda la paciencia del mundo con él y no creo que en el Atlético de Madrid gane muchos más títulos que en el equipo che, aunque es verdad que los disputará hasta el final muchas más veces. Al César lo que es del César.

Marcelino (que se ha comprometido con él hasta extremos casi matrimoniales) lo define como súper profesional y no cabe discutirlo, porque es así. Pero es que esa es su profesión y a cualquiera de nosotros no se nos pasaría por la cabeza actuar de otra manera. Otra cosa es que no tenga la cabeza en el Valencia CF, porque no la tiene. Es voluntarioso, corre, se ofrece, pero luego se le enciende la luz de reserva y se le apagan las ideas, porque quisiera que esos focos, esa camiseta o ese césped, fuera otro. Y eso es tan humano como comprensible. Otra cosa es que los valencianistas lo aceptemos sin rechistar ni reclamar nuestra parte de dignidad. Me gusta que se le aclame durante el partido, que se le aplauda cuando se le cambia, pero también reclamo yo que se tenga tanta benevolencia con otros jugadores, porque Guedes, que venía de un grande como es el París Sant Germain, hizo lo imposible por vestir esta camiseta, y cuando no alcanza un nivel óptimo circula por Mestalla ese murmullo tímido de silbidos impacientes. Y no es el único caso, pero sí es el más llamativo. No hagamos de Rodrigo un mártir ni un santo, tampoco un verdugo: su historia es la de muchos jugadores que han jugado en el Valencia, que han sido buenos futbolistas y que se han marchado con más pena que gloria porque nunca han llegado a sentir qué grande es jugar en este club. Nada nuevo bajo el sol, que diría la vieja retórica clásica.

Ahora, por favor, que el jugador se centre de una vez en rendir para este club y luego ya veremos si merece la pena venderlo o no. Pero, por favor, que sea allá por el mes de mayo y que lo que tenga que dejar en las desvencijadas arcas valencianistas, que lo deje para entonces. Que Lim se apunte la consigna, ahora que ha decidido meter más la mano donde antes solo metía dinero y cuando lo metía. Mientras tanto, que Marcelino lo recupere mentalmente, aunque es verdad que otro añito así no habrá quien lo aguante si el chico no se lo propone realmente. Veamos si no solo nos hemos perdido ingresar 60 millones de euros sino que, además, has perdido al jugador en el proceso: sería una estocada casi perfecta por parte del Atlético, que dejaría una importante herida en un supuesto rival por la Champions. No sé bien en qué trampa más absurda ha caído el Valencia CF en este último mes, pero ha caído en una. Tampoco sé quién la ha diseñado ni con qué fin, pero tiene una presa entre las garras y se llama Rodrigo Moreno. Y como los aficionados no podemos hacer ya nada por la convivencia entre Mateu y Lim, ahora yo le preguntaría al jugador ¿qué quieres que hagamos más por ti? Porque, a pesar de todo, estamos dispuestos a echar el resto por él.


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