VALÈNCIA. La Copa del Rey volverá al Ciutat de València la próxima semana del 20 al 22 de diciembre, ante el FC Andorra. Así lo ha querido el azar del sorteo de segunda ronda celebrado en la tarde de este miércoles en Las Rozas. Solo había dos huecos para que dos clubes de Segunda División recibieran rival en casa y el Levante ha sido uno de ellos, junto al Real Oviedo. Así que la parroquia granota podrá volver a vibrar con el torneo del KO en su feudo casi dos años después de aquella preciosa y maldita semifinal de Copa de 2021 para los intereses granotas. Entonces el cuadro de Paco López recibió al Athletic Club después de haber extraido un provechoso empate en San Mamés. El Levante se quedó a las puertas de una final. No ha llovido tanto. Aunque para el levantinismo parezca que han pasado lustros.
Y es que sí han ocurrido muchas cosas desde entonces. Antes de aquel encuentro, el Levante había logrado eliminar, también en casa, al Villarreal. Ese recuerdo perdura con mucha más alegría en retinas levantinistas: Roger anotó en la prórroga, en el 120', e invitó a los suyos a pisar unas semifinales coperas más de 60 años después. Aquella victoria, además, tuvo otro efecto colateral especialmente relevante: la renovación de José Morales. En plena guerra fría por un contrato que vencía ese mismo verano y que se encontraba en una peligrosa cuesta hacia la ruptura, la inmensa alegría de lograr el pase de un modo tan épico aceleraron sobremanera el entendimiento entre las partes. Sobre todo, por la del Comandante. Cuando se estampó la firma -hasta 2023, con el asterisco de la libertad total en caso de un descenso de categoría impensable en aquel momento- restaban unos días para afrontar las semifinales.
Lo que pasó a continuación es historia. Melero ilusionó en La Catedral y Roger, más todavía, cuando a los 17 minutos de la vuelta en Orriols adelantó al Levante en el marcador del recién remozado estadio. A la media hora de juego, empató Raúl García tras un penalti claro de Duarte y el choque se fue a un segundo tiempo enquistado. La prórroga volvió a dictar sentencia, esta vez en contra de los granotas, con un gol de Berenguer que entró entre las redes de Aitor tras una auténtica carambola -el guipuzcoano ganó la batalla a un Cárdenas que ya se había desmelenado y al que Paco le había otorgado la Copa-. Aquel rebote privó al levantinismo de viajar a Sevilla y dio al equipo un sopapo con onda expansiva para lo que restaba de campeonato.
Más allá de la victoria en el derbi ante el Valencia y otra aislada en Ipurúa, el Levante deambuló por La Liga durante las últimas 13 jornadas. Allí empezó la famosa racha de 27 encuentros consecutivos sin victoria, la más negativa de un conjunto de Primera en la historia de La Liga. La misma a la que se le puso fin... este mismo año. El pasado 8 de enero ante el Mallorca, con Alessio Lisci en el banquillo. La Copa no llegó a pasar por el Ciutat el pasado curso. No por mala suerte en la extracción de las bolas en los bombos de un sorteo, sino porque formó parte del batacazo general del club. Después de un paseo por Melilla, en Alcoy la tanda de penaltis llevó carbón anticipado a casa granotas. Quico Catalán llegó a bajar a vestuarios para leer la cartilla a sus pupilos tras dos entrenadores cesados en la primera vuelta de la temporada.
Ha pasado poco tiempo de la última vez que los colores corporativos de la Copa del Rey adornaron el Ciutat, pero han ocurrido muchas cosas.