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opinión pd / OPINIÓN

La vida sigue igual

27/07/2021 - 

VALÈNCIA. Pasan los días de verano entre calores, Eurocopas, Juegos Olímpicos y demás citas del estío y avanza la pretemporada del Valencia CF con una tremenda diferencia y una angustiosa similitud.

Comenzaremos por la diferencia y es la que se marca en los partidos del equipo de Bordalás. Con la premisa clara e inequívoca de que estos son los ensayos y lo visto tiene un valor relativo, sería estúpido hablar de que se ven más aspectos ilusionantes que preocupantes. Lo siento por los que sólo saben argumentar que somos destructivos. Al menos un servidor cuenta lo que hay, y cómo si fuera malo lo diría, como es bueno también lo destaco

Hay un trabajo que marca un estilo, una idea, y que eso se esté viendo desde la primera puesta en escena invita a pensar en mejorar la temporada anterior (lo cual, de partida no es muy complicado. En qué medida se mejore será el hecho que podrá comportar ligado una ristra de elogios). 

Se nota qué tipo de entrenador es Bordalás: exigente, metódico, dominador del vestuario, con las ideas claras y con el tipo de fútbol que siempre triunfó en Mestalla (equipo ordenado, aguantando para ahogarte en la presión y matarte en contras fulgurantes). Un equipo más de pinturas de guerra que de smoking; o sea, lo que hace algo más de dos años algunos criticaban y ahora aplauden de manera entusiasta. Que los jugadores saben que el que no trabaje como un "macho cabrío" no va a olerla en los partidos, se palpa. Se llama competencia y es buena. Quien pretenda un hueco sólo por su calidad que pruebe en otros lares. Este es lugar más de tela de camuflaje que de fina seda.

Dije hace ya unas semanas en este mismo sitio, que me fiaba al 100% de Bordalás y al 0% de sus jefes. Y esa es la angustiosa similitud con el verano anterior. Llegó Alderete (cedido), y a partir de ahí, el desierto. Seguro que Bordalás ha hecho su trabajo, ha buscado futbolistas a coste cero o similar, ha propuesta alternativas con primeras, segundas y terceras opciones, pero estamos en las mismas. Singapur no quiere gastar y no bendice operaciones porque su objetivo primordial es el excel con la hoja de gastos aunque el equipo acaba decimotercero en la tabla (esto último para ellos es secuandario). También para Singapur esto es secundario y por tanto tienen aquí ejecutivos sin la destreza, habilidad ni capacidades necesarias para vender los futbolistas que te sobren a buen precio y ponerte a fichar con lo que te quede. Con un par de entrevistas luego en el Batzine echándole la culpa de todo al COVID, tema zanjado.

Cuando no se tiene una estructura de secretaría técnica como se tiene en el 99% de los clubes de fútbol de la élite y se deja todo en manos de gente no apta para los cargos de los que se han apropiado, puedes tener la suerte de acertar un día con el entrenador (que es lo que parece que va a ocurrir este año), pero en el cómputo global no puedes solucionar la vía de agua del Titanic achicando agua con un vaso de chupito.

Al final el peso de la lógica es inmisericorde. Por cierto, ¿Se ha producido ya la charla entre Peter Lim y Bordalás?

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