Las bellas palabras de Pérez y Alves, su recordatorio a la hinchada, la estima que destilaban sus mensajes hacia un club que les ha rendido el honor de dejarles llevar el brazalete de capitanía, son un buen desenlace para su trayectoria en la ciutat...
VALENCIA. Salir de un trabajo, cerrar una etapa, es casi siempre una buen manera de sintetizar la relación con tu hasta entonces lugar de trabajo. Las sentidas despedidas de Diego Alves y Enzo Pérez, su adiós vía epistolar (¿o fue por rueda de prensa?) repleto de sentimiento y ánimo ante la nueva era que prevé iniciar el club, ejemplifican bien su consideración hacia todo lo que nos rodea, el compromiso por la colectividad antes que por sí mismos, su arraigada pertenencia al valencianismo.
Cómo no van a despedirse si eran los capitanes, podrá decir usted. Cómo no van a despedirse si el Valencia les ha facilitado las salidas concediéndoles algo parecido a una carta de libertad. Cómo no va a despedirse Alves si el Valencia es el club en el que más tiempo ha pasado, el que ha configurado su carrera, el que le ha dado mayor nombre, en el que se ha construído una buena reputación. Eso digo yo, cómo no iba a despedirse Alves…
Las bellas palabras de Pérez y Alves, su recordatorio a la hinchada, la estima que destilaban sus mensajes hacia un club que les ha rendido el honor de dejarles llevar el brazalete de capitanía, son un buen desenlace para su trayectoria en la ciutat. Atrás quedan lo debates sobre si el rendimiento deportivo ha sido más o menos óptimo.
Nos pilló el comunicado de despedida de los dos mientras aplicábamos nuestros amplios conocimientos del movimiento bursátil singapurense y discutíamos, no sin una base real, sobre las implicaciones en el club que podría tener la capitalización en bolsa de Rowsley, el vehículo cotizado de Lim. Una vez más dimos en el clavo.
Las misivas de Enzo y Alves, cargadas, insisto, de sentimiento, ponen el listón muy alto a los futuros capitanes, a quienes habrá que exigirles que, como ellos, respeten el club hasta las últimas consecuencias, no lo miren con gesto altivo, no se crean mejores que toda una institución y su sociedad colindante.
Gracias por vuestra despedida, capitanes. Siempre en el corazón.