VALÈNCIA. El Valencia Basket femenino tiene un equipo potentísimo. Rubén Burgos maneja una plantilla capaz de volver a ganarlo todo en España y que debería luchar por la Final 6 en la Euroliga. Un equipo que, pese a algún titubeo por problemas en la posición de base y malos hábitos defensivos, ya ha dado algunas muestras de su poderío. Bien, pues a ese equipo ahora hay que sumarle a Leo Fiebich y, más adelante, cuando esté totalmente recuperada de la grave lesión que sufrió en la Copa de la Reina de la pasada temporada, a Raquel Carrera, quien, previsiblemente, estará a pleno rendimiento para la Copa de 2025. Una bomba.
No se ha hablado mucho durante estos días dominados, como casi siempre, por el convulso Valencia CF, pero este viernes aterriza en Valencia una estrella del deporte. Una jugadora que ha sido la mejor de la Liga Femenina en las dos últimas temporadas, que disputó los Juegos Olímpicos el pasado verano y que se proclamó campeona de la WNBA con las New York Liberty en su debut.
Es una pieza que querría cualquier entrenador en Europa y, probablemente, también en Estados Unidos. Aunque eso es ahora. Durante varios años ni Los Ángeles Sparks ni Chicago Sky han querido saber nada de Fiebich. En la WNBA no importa nada lo que has logrado fuera de la WNBA, Ni siquiera que hayas sido la MVP de unas de las mejores ligas de Europa. Ni la líder de un equipo que se quedó a las puertas de la Final 4 de la Euroliga. Pero la alemana llegó a Nueva York de puntillas, en los playoffs ya era titular y en octubre levantó el trofeo de campeonas después de hacerse un hueco en el quinteto de las mejores debutantes en la WNBA.
Su compañera Breanna Stewart, una leyenda del baloncesto, elogió su carácter gregario. “Realmente hace todo lo posible para que su equipo tenga la posibilidad de ganar”, dijo. La estrella de las Liberty, Sabrina Ionescu, no tuvo problema en reconocer que es “la mejor lanzadora” de la plantilla. Y su entrenadora, la australiana Sandy Brondello, también destacó su cabeza privilegiada. “Nada la desquicia”. Su juego en las eliminatorias fue tan brillante, aunque siempre al servicio del grupo, que se rindió ante ella incluso la entrenadora rival, la mítica Becky Hammon (Las Vegas Acers). “Me encanta; soy una gran fan suya”, reconoció Hammon, quien destacó su faceta defensiva.
Una de las grandes cualidades de Leo Fiebich es que es una tiradora mortífera de tres puntos y, al mismo tiempo, una gran defensora. “Me encanta poner de los nervios a las rivales”, declaró a la revista ‘Kicker’. Su estatura (1,93) le permite jugar de escolta, de alero y hasta de ala-pívot. Esas virtudes, ser una estrella en ataque pero con vocación de potenciar el bloque en defensa, hicieron que la marea roja, la afición del Casademont Zaragoza, su anterior equipo, adorara a su jugadora.
Leonie Fiebich, de 24 años, nació en Landsberg am Lech, una pequeña ciudad de la rica Baviera, al sur de Alemania. Su padre, Matthias Fiebich, es un enamorado del baloncesto: fue jugador, entrenador, árbitro y hasta vicepresidente del DSK Landsberg, el primer equipo serio en el que jugó Leo después de aficionarse a los cinco años y en el que actuaba de pívot con 14. Su ídolo era Dirk Nowitzki -campeón de la NBA, donde jugó durante 21 temporadas- en una época, la primera década del siglo XXI, en la que las niñas no tenían referentes femeninos en el baloncesto -aunque la alemana Marlies Askamp ya fue campeona de la WNBA en 2002-. Ahora Nowitzki publica tuits de felicitación para Fiebich y su compatriota y compañera en las Liberty, Nyara Sabally, y la jugadora del Valencia Basket celebra que las niñas alemanas ya tienen varias jugadoras en las que inspirarse.
La alero jugó también en Múnich y, de 2018 a 2021, en el TSV Wasserburg, donde fue elegida mejor novata de la Bundesliga. Luego salió de Alemania para jugar en Australia (las Warwick Senators, de Perth) y Francia (Flammes Carolo de las Ardenas), donde no tuvo una buena experiencia. Todo lo contrario que en España, como certificó su padre en las redes sociales tras la despedida de su hija del Felipe -en otro pabellón, el Siglo XXI, le llegaron a cantar el cumpleaños feliz-. “Mis queridos amigos españoles, ustedes fueron esas personas que le dieron un hogar a mi hija. Todos ustedes la ayudaron a mejorar semana tras semana”, agradeció.
Los Fiebich habían adquirido la tradición de celebrar la Navidad en la ciudad donde viviera Leo, pero tres años después se han vuelto a reunir en Baviera antes de que ella viajara a Valencia para empezar a entrenar con su nuevo equipo y para reencontrarse con su pareja, la jugadora valenciana Vega Gimeno, subcampeona olímpica de 3x3 en París. Después de que Vega se clasificara para los Juegos con aquella canasta inaudita, de espaldas y sobre la bocina, de Gracia Alonso de Armiño, la alemana apareció en un pabellón de la WNBA vestida con la camiseta de la selección española con el número 11, el de su novia.
La alero del Valencia Basket es también una mujer que no tiene problema es denunciar que las mujeres ganan muchísimo menos que los hombres en el baloncesto norteamericano. Fiebich no llega a los 70.000 euros en Nueva York, calderilla para las estrellas de la NBA. “Es un poco triste porque al final pones el mismo trabajo, tienes la misma pasión, inviertes mucho y obtienes menos que los hombres”, le explicó a ARD Mittagsmagazin. Fiebich, gran amiga de Marie Gülich, pívot del Valencia Basket hasta el pasado verano, al menos ha declarado que su gran sueño no era jugar en la WNBA sino estar en unos Juegos Olímpicos. Da igual. Lo ha conseguido todo con solo 24 años -25 a partir del 10 de enero-. Bueno, también le falta ganar la Euroliga y quizá 2025 pueda ser su año.