VALÈNCIA. Algo me barrunta en la cabeza cuando pienso en las condiciones que atesora Yunus Musah. Creo que es un futbolista al que le faltan varias cosas fruto de su juventud, pero algunas de ellas deberían estar más trabajadas después de un año en el primer equipo. A nadie se le escapa su desborde y buenas conducciones que superan rivales. Tiene una velocidad endiablada y una proyección que invita a tener un futbolista muy aprovechable a medio plazo. Sin embargo, en Yunus Musah detecto otra serie de defectos en su juego que se pueden corregir, pero actualmente me preocupan porque generan desajustes en el rendimiento colectivo del equipo. En estos encuentros que ha tenido que salir en el once para ocupar el hueco de Carlos Soler he visto un futbolista que está por hacer en varios conceptos defensivos y tácticos.
Contra el Real Madrid acusó el cansancio y su sacrificio defensivo no fue el mejor en el tramo final. Por esa banda los madridistas consiguieron dar la vuelta al marcador. Por ello, ante el Sevilla recibió un toque por parte de Bordalás que recurrió a Jason durante 45 minutos. En clave ofensiva muestra que tiene agilidad para deshacerse de contrarios, pero también descuida en exceso los marcajes a su espalda. Es un aspecto que se puede rectificar con la mano del cuerpo técnico, pero el fútbol de Bordalás exige mucho desgaste a los extremos y la sensación es que Yunus todavía está un poco lejos de estar en ese nivel de intensidad.
Otro aspecto de Yunus Musah que genera caos al equipo es su colocación. Durante el Cádiz se le vio incrustarse mucho por el centro cuando lo que requería el partido era abrir el campo. La naturaleza del estadounidense es la de mediocentro, pero si no mejora determinados conceptos va a tener difícil tener una oportunidad con Bordalás en esa demarcación. Lo lógico es que su comodidad como mediocentro pase por una medular compuesta por tres hombres, pero con Bordalás el doble pivote parece inamovible.