Hoy es 4 de octubre
Hay quien cree que el VCF volverá a recaer de su mal endémico, vendiendo a los buenos para poder pagar a los menos buenos, pero ni Mateu Alemany está por la labor, ni Marcelino compra esa burra coja...
VALÈNCIA. Se ha insistido por activa, por pasiva y por perifrástica, que el Valencia CF está obligado a vender jugadores por 45 millones de euros por restricciones presupuestarias. Es así. Y sin embargo, entre el espíritu alarmista de los que creen que el VCF se rige por una hoja de Excel y el almíbar afrutado de los que consideran que se debe gastar más de lo que tiene, se está perdiendo de vista que el club, lejos de convertirse en una puerta giratoria, tiene recursos como para llevar a cabo el plan de ruta. Hay quien cree que el VCF volverá a recaer de su mal endémico, vendiendo a los buenos para poder pagar a los menos buenos, pero ni Mateu Alemany está por la labor, ni Marcelino compra esa burra coja. A ambos, matrimonio bien avenido hasta que los resultados les separen, les mueve una única intención: traspasar todas aquellas piezas que menos trastoquen la columna vertebral de un equipo que afrontará una temporada plagada de desafíos: tres competiciones en vez de dos, la disputa de la Champions y el aliciente del centenario del club. Tres en uno.
Sí, el Valencia CF, que gracias a Marcelino ha revalorizado a toda la plantilla, – solo Andreas Pereira se ha depreciado-, puede traspasar a alguno de sus mejores jugadores, siempre y cuando la oferta sea, de verdad, irrechazable. Una medida impopular, pero que como sostiene Alemany, podría servir para impulsar al club y no para debilitarlo. El mercado, inflacionado, está en su fase inicial. Mateu sabe, zorro viejo, que están llegando ofertas, pero no por el importe satisfactorio. Y tiene claro que si hay que vender, será con un único objetivo: reinventarse para volver a comprar y seguir creciendo. El Sevilla creció vendiendo por un ojo de la cara y comprando barato. El Atlético se instaló en la elite europea traspasando a sus estrellas y reemplazándola por piezas con menos nombre pero más rendimiento. Y al Valencia, posiblemente, le toque explorar ese camino.
¿Qué tiene el VCF para conseguir esos 45 kilos sin que su plantilla se resienta? Pues toda vez que ha ejecutado la compra de Kondogbia, el club tiene dos ases bajo la manga: Joao Cancelo (el Inter quiso pagar con Sugus de piña, Alemany no tragó y los italianos se comieron el deadline del 30 de mayo) y Simone Zaza (querido por gran parte de Mestalla, reemplazable para el entrenador). Cancelo tiene pretendientes: City, United o Juventus están haciendo cola. Mendes ya ha puesto su poderosa maquinaria a funcionar y si algo ha demostrado el superagente es que, cuando quiere, siempre puede. Y esta vez quiere. Zaza tiene buen cartel en Italia y también en España. Los grandes del calcio no van sobrados de lana: ofertan poco, prefieren cesiones y si pagan, lo hacen a plazos. A Zaza, por cierto, tampoco le desagradaría seguir jugando en España, con otra camiseta, pero sin mudanza, que aquí se vive bien, se come mejor y se cobra al día. Sólo esas dos operaciones, Cancelo y Zaza, garantizarían que el VCF vendiese incluso por más de esos famosos 45 kilos que, por lo visto, tienen en un sinvivir a los que recrean la realidad del club desde una postura apocalíptica. Hay más nombres sobre la mesa: Santos, Bakkali, Medrán, Nacho Gil o Nani, recursos humanos que no han contado durante la pasada campaña pero que aún están más que pendientes de que se les busque colocación. Por Nani, al que le da igual ocho, que ochenta y que ochocientos cincuenta, todavía hay algún club interesado. Increíble, pero cierto.
Partiendo de que no hay ningún futbolista intransferible y de la premisa que confiesa Alemany con rotundidad, vender implica crecer, el futuro del Valencia CF en el mercado no es tan gris como se está pintando. El club tiene recursos, mecanismos y patrimonio para poder satisfacer sus obligaciones presupuestarias, tiene espacio de sobra en el fair play y tiene claro como una mañana de primavera el camino a seguir: vender lo justo al mayor precio posible, mantener la estructura de la plantilla y en la medida de lo posible, darle profundidad, comprando poco, pero bueno, bonito y si puede ser, barato. Ni pánico, ni histeria, ni prisas. Ni los "famosos" 45 como limitación. En el Valencia CF se están haciendo las cosas bien, se están marcando los tiempos y se están dando pasos firmes en el mercado. Pase lo que pase, salga bien o mal, el VCF está moviéndose con sentido común. Eso vende poco pero, a la larga, vale mucho. Vendrán pocos, pero buenos. Sólo así se podrá crecer. Al tiempo.